Predicando el Evangelio eterno. Ap. 14: 6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
jueves, 9 de septiembre de 2010
DÉJENLOS CRECER JUNTOS
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. Mat. 13: 30.
La palabra de Dios nos enseña que los que sigan las pisadas del hombre del Calvario en estos últimos días tendrán que avanzar bajo las mayores dificultades, porque Satanás ha descendido con gran poder, sabiendo que tiene poco tiempo para actuar. . .
Desde la caída de Satanás ha existido enemistad entre la verdad y la falsedad. El ser que ahora se dedica en forma tan constante a sembrar la semilla del error, ocupó una vez una de las posiciones más exaltadas en las cortes celestiales. Sin embargo, no se sintió satisfecho con su posición. Se propuso alcanzar mayor exaltación y se empeñó en llevar adelante sus proyectos ambiciosos, hasta que hubo guerra en el cielo.
Satanás y aquellos a quienes había engañado y que lucharon con él, fueron expulsados del cielo, pero la guerra continuó sobre la tierra. En todas las edades Satanás ha obrado por medio de hombres que se apartaron de la fe dando oído a espíritu seductores, y que enseñaban doctrinas engañosas y principios de origen satánico.
Cristo enseñó a sus discípulos cómo enfrentar la obra engañosa de Satanás y sus seguidores. El Salvador presentó bajo una variedad de símbolos la obra de extender su reino de verdad y justicia por todo el mundo. Mediante la enseñanza de la verdad es como debemos derrotar los propósitos de Satanás. Cristo ilustró esta tarea en la parábola del sembrador. . .
La enseñanza de esta parábola ilustra la forma como Dios trata con los hombres y los ángeles. Satanás es un engañador. Cuando pecó en el cielo, ni siquiera los ángeles leales alcanzaron a discernir plenamente su carácter. Esta es la razón por la cual Dios no lo destruyó de inmediato.
Si lo hubiera hecho, los ángeles santos no habrían comprendido la justicia y el amor de Dios. Una duda acerca de la bondad de Dios habría sido como semilla del mal que habría producido el amargo fruto del pecado y la miseria. Por lo tanto no se destruyó al autor del pecado, a fin de que desarrollara plenamente su carácter.
A través de largas edades Dios ha tenido que soportar la angustia de contemplar la obra del mal.
Antes de permitir que alguien pudiera ser engañado por las falsas manifestaciones del malvado, otorgó el Don infinito del Calvario, porque las malezas no pueden ser arrancadas sin peligro de desarraigar el precioso grano. ¿No debiéramos nosotros ser tan tolerantes hacia nuestros prójimos como el Señor del cielo lo es hacia Satanás?
La enseñanza que encierra esta parábola de Cristo no es de condenación y juicio hacia otros, sino de humildad y desconfianza del yo
¿EN LA VERDAD O EL ERROR?*
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. Deut. 30: 19.
Los que llevan adelante la obra de Dios deben permanecer firmes y constantes, como fieles centinelas en el ejército del Señor. Deben estar bajo la bandera manchada con sangre del Príncipe Emmanuel.
Ha de darse a conocer la verdad para este tiempo. Debe proclamarse el último mensaje de misericordia. Los hombres y las mujeres deben despertar a fin de prepararse para los grandes acontecimientos que están delante de ellos. . .
La razón por la cual los hombres y las mujeres de hoy día no creen en la verdad, se debe a que ella condena las prácticas de su vida. Se dan cuenta de que demanda una reforma, y la combaten debido a que detestan la obra involucrada en la santificación. . .
Aquel cuya conciencia es una guía segura no se detendrá a racionalizar cuando la luz de la Palabra de Dios brille sobre él. No se dejará guiar por consejos humanos. No permitirá que los negocios mundanales se interpongan en el camino de la obediencia. Al investigar la verdad, pondrá a un lado todo interés egoísta, y se aproximará a la Palabra de Dios como alguien cuyos intereses eternos están en la balanza.
Hay un bando de la verdad. El bando de Aquel que declaró: "He guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15: 10). "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma" (Sal. 19: 7).
Hay un bando del error: el bando de quien se rebeló en el cielo contra Dios, y fue expulsado de las cortes celestiales juntamente con sus simpatizantes. Y de su acción podemos comprender que no importa cuán elevada sea la posición que un hombre ocupe en la iglesia o en el mundo, si es desleal a Dios, si acepta las leyes humanas en lugar de las leyes de Jehová, nunca podrá entrar en el cielo, porque está viviendo en directa oposición a Dios.
Recibirá un castigo que será proporcional al poder de la influencia que ejerció en el bando de Satanás en vez de colocarla en el bando de Dios. Cuanto más grandes hayan sido los talentos y la influencia que se le dio, mayor será su castigo. Dios requerirá de sus manos las almas que apartó de la verdad llevándolas a la falsedad. En vez de conducirlas a Dios las apartó de El, y la sangre de ellas le será requerida. . .
Verán y comprenderán plenamente la virtud de la señal de Dios.. . El pueblo de Dios tiene una obra seria y solemne para hacer. Dios les ordena:"Alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado" (Isa. 58: l)
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