viernes, 10 de septiembre de 2010

La mundanalidad en la música "CRISTIANA"

No es seguro que los obreros de Dios tomen parte en las diversiones mundanas. Algunos que observan la Palabra de Dios consideran que la asociación con la mundanalidad en materia de música es inofensiva; pero los tales se hallan en terreno peligroso.

Satanás trata así de desviar a hombres y mujeres, y en esta forma ha obtenido el dominio sobre sus almas. Tan suave es la manera de obrar del enemigo, tan insospechable parece, que no se perciben sus ardides, y muchos miembros de iglesia se convierten en amantes de los placeres más que de Dios.

Se me han presentado casos de ministros de adoracion que serían una carga para la iglesia a menos que llegaran a tener una relación más estrecha con Dios. Éllos se han autoenvanecido. Si se hace alguna observación sobre su proceder de música alabanza, se sienten herido. Si cree que se ha preferido a otro en lugar de él, lo toma como una injuria que se le ha hecho...


Algunos adoradores como Coalo Zamorano, Marcos Witt, Daniel Calvetti, Jesus Adrian Romero, Hillsong, entre otros tienen un buen conocimiento de música, pero su educación musical ha sido de una naturaleza tal como para actuar en un escenario más bien que para el solemne culto de Dios.

El canto es un acto de adoración a Dios en una reunión religiosa tanto como lo es el hablar; y cualquier rareza o peculiaridad cultivada atrae la atención de la gente y destruye la impresión seria y solemne que debe ser el resultado de la música sagrada.

Cualquier cosa extraña o excéntrica en el canto desvía la mente del carácter serio y sagrado del servicio religioso.


Música dignificada, solemne e impresionante.-


El ejercicio corporal para poco aprovecha. Cualquier cosa que esté relacionada de alguna manera con el culto religioso debe ser digno, solemne e impresionante. A Dios no le agrada cuando ministros musicales que aseveran ser representantes de Cristo representan tan mal al Señor, y usan el cuerpo para hacer movimientos y adoptar actitudes ordinarias, ejecutando gestos indignos, toscos y no refinados.

Todo esto divierte y estimula la curiosidad de los que desean ver cosas extrañas, raras y excitantes; pero estas cosas no elevarán las mentes y los corazones de los presentes.

Lo mismo puede decirse del canto, como bien dije anteriormente en congregaciones en las que he estado incluso Bautistas, los ministros adoradores asumen actitudes que no son dignas. Utilizan toda la potencia y el volumen que puedan de la voz. Ahoga los acordes más finos y las notas de las voces más musicales que las suyas.

Esos movimientos corporales y esta voz desagradable y alta, no constituyen ninguna melodía, ni para los que escuchan en la tierra ni para los que escuchan en el cielo. Tal forma de cantar es defectuosa y Dios no la acepta como una melodía perfecta, suave y dulce. No existen exhibiciones semejantes entre los ángeles como las que he visto a veces en nuestras reuniones.

Esta clase de notas desagradables y gesticulaciones no se ven en el coro angelical. Sus himnos no rechinan en los oídos. El canto es suave y melodioso, y se hace sin este gran esfuerzo que yo he presenciado. No requiere tanto esfuerzo ni ejercicio físico.

No se tocan sentimientos ni se subyuga el corazón.-


Estos cantantes de iglesias no ven cuántos se divierten y cuántos se sienten disgustados. Algunos no pueden dominar pensamientos no muy sagrados y sentimientos de liviandad al ver los movimientos no refinados hechos en el canto.

La buena parte de los adoradores de las IGLESIA MODERNAS de TODAS LAS DENOMINACIONES se exhiben a sí mismo. Sus cantos no tienen una influencia tal que subyugue los corazones y toque los sentimientos.

Muchos han asistido a las reuniones y han escuchado las palabras de verdad habladas desde el púlpito, palabras que han convencido y solemnizado sus mentes; pero muchas veces la forma en que se canta no ha profundizado la impresión hecha.


Las demostraciones y contorsiones corporales, la aparición de esfuerzos exagerados y forzados incluyendo HUMO, PIROTECNIA ETC, han resultado tan fuera de lugar para la casa de Dios, tan cómicos, que las impresiones serias hechas sobre las mentes han sido quitadas.

Los que creen la verdad no están a la altura de los pensamientos con que se los veía antes del canto.

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