viernes, 17 de septiembre de 2010

La Iglesia Cristiana Primitiva P6



VI. Judaísmo en la iglesia cristiana


El problema.-

Fue inevitable que, tan pronto como la iglesia emprendió una obra misionera de alcance mundial, surgiera entre sus miembros un serio problema. Los primeros cristianos eran judíos. Conocían la fe judía como la única fe verdadera, y al Dios que en ella se adoraba como al único Dios verdadero. 

Estaban plenamente convencidas de la inspiración y autoridad espiritual de las Escrituras que habían recibido de sus padres.  Sabían lo que era hacer proselitismo, pero esto significaba incorporar a los gentiles a la comunidad judía, con el entendimiento de que tales conversos tenían que cumplir todas las exigencias judías.

Jesús había basado su obra y sus enseñanzas en las Escrituras.  Había criticado las añadiduras de la tradición, los formalismos, las apariencias e hipocresías de los dirigentes religiosos con que se encontraba, pero insistía en que no había venido a cambiar ni la ley ni los profetas, sino a hacer que sus enseñanzas fueran una realidad espiritual efectiva en la vida de la gente. Los judíos que seguían a Cristo concluyeron equivocadamente que quienes creían en las enseñanzas de Jesús debían seguir las prácticas de los judíos.  Si se convertían en miembros de la secta cristiana, también debían hacerse miembros del gran conjunto del judaísmo.

Por eso los dirigentes del grupo cristiano observaban muy cuidadosamente lo que hacían sus colegas respecto a los gentiles. Felipe bautizó al  etíope, pero éste ya conocía el culto judío pues había ido a Jerusalén a adorar al Dios verdadero en su santo templo. Cuando Pedro bautizó a Cornelio y a su familia, tuvo que informar a los hermanos de Jerusalén de lo que había hecho. 

Aunque Cornelio ya era un creyente reconocido del Dios verdadero, la única forma en que Pedro pudo justificarse ante los hermanos fue con el argumento de que Espíritu Santo ya había aceptado a Cornelio antes de que él lo bautizara.

Requisitos para los gentiles conversos.-

Hasta que se menciona una "contienda" en Hech. 15: 1-2, no tenemos información de que hubiera surgido problemas en Antioquía cuando algunos griegos paganos fueron llevados a la iglesia por los misioneros procedentes de Chipre y Cirene.

Pero cuando Pablo y Bernabé emprendieron sus extensos viajes misioneros, adquirió mucha importancia  la cuestión del trato de los gentiles que se hicieran cristianos. Bernabé y Pablo bautizaron paganos, convirtiéndolos así en miembros de la iglesia cristiana. ¿Debían someterse esos paganos a la antigua señal de la circuncisión, señal de lealtad al pacto de los hebreos con Dios, que venía desde Abrahán "el padre de los fieles"? ¿Debían acudir a Jerusalén para observar las tres principales fiestas, a las que se exigía que todos los judíos varones asistieran? (Exo. 23: 14-17.) ¿Debían ofrecer  los sacrificios para expresar su fe en la salvación?

Pablo y Bernabé creían que la respuesta a estas preguntas eran un no definitivo y enfático; pero algunos cristianos palestinos de origen judío creían con la misma certidumbre que la respuesta debía ser sí.  Este fue el antecedente y la ocasión para el concilio de Jerusalén registrado en Hech. 15.

El concilio de Jerusalén.-

No se sabe con claridad cuan amplia fue la representación de las diversas iglesias reunidas en Jerusalén para este concilio. Pablo y Bernabé fueron delegados de Antioquía, y también representaban los intereses de las iglesias que acababan de surgir en las provincias distantes que habían visitado.  Los ancianos mencionados (Hech. 15: 6) quizá representaron a varias iglesias de Palestina .

El debate fue completo y exhaustivo, y quizá acalorado.  Había miembros de la hermandad cristianas que simpatizaban con las ideas de los fariseos, e insistían que era "necesario" circuncidar a los gentiles convertidos "y mandarles que" guardaran "la ley de Moisés" (Hech. 15: 5). 

Después de que el debate hubo continuado durante algún tiempo, Pedro habló, y sus palabras tuvieron buen efecto.  Recordó el caso de la visión que había tenido antes de ir a enseñar a Cornelio, el centurión de la compañía italiana. Recordó además, que el Espíritu Santo había descendido sobre Cornelio y su casa aun antes de que recibiera el rito bautismal.

Pedro sabía que Dios "ninguna diferencia hizo entre" judios y gentiles, "purificando por la fe sus corazones" (vers. 8-9). "Ahora, pues", interrogo Pedro, "¿porqué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos" (vers. 10-11).

Entonces Bernabé y Pablo presentaron un informe completo de la obra que habían hecho en su reciente viaje, y describieron los milagros que Dios les había dado el poder de hacer. Tuvo que haber sido une presentación convincente, pues el concilio se halló entonces listo para tomar una decisión.

La decisión del concilio.-

Jacobo, el anciano que presidía (ver Hech. 15: 13), presento el discurso final. Jacobo confirmó el punto de vista de Pablo, y declaró que los profetas habían hablado de la reedificación de la casa de David para que gente de todas partes pudiera invocar el nombre del Señor.  "Por lo cual -concluyó Jacobo- yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre" (vers. 19-20).

En respuesta a esta sugerencia de Jacobo, se redactó una carta en la que se destacaba el hecho de que aunque había algunos que habían insistido en que los gentiles conversos estaban obligados a guardar los requerimientos rituales de la ley judía, los hermanos de Jerusalén no ordenaban tal cosa. 

Por esto, Bernabé y Pablo regresarían llevando la decisión del concilio, acompañados por Judas Barsabás y Silas.  "Ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardarais, bien haréis. Pasadlo bien" (Hech. 15: 28-29).

El concilio de Jerusalén fue uno de los grandes acontecimientos de la historia de la iglesia cristiana.  La decisión del concilio fue en todo sentido una gran proclama de emancipación.  Uno sólo puede conjeturar cuál habría sido el efecto sobre la iglesia cristiana si los enviados de Cristo, a medida que iban por todo el mundo, hubiesen procurado imponer sobre sus conversos no judíos todos los requerimientos de la ley judía. 

Habría hecho necesario que tales conversos cargaran, en un mundo no judío, todos los problemas característicos que sufrían los judíos en esos días.  Hubiera significado que se sometieran a un programa de ritos que sin duda habría estorbado su crecimiento en los comienzos del movimiento.

 Lógicamente esto habría desfigurado el claro cuadro de Jesucristo muriendo en la cruz.  Habría puesto en su lugar ceremonias que, en el mejor de los casos, no eran sino un símbolo del sacrificio del Hijo de Dios. 

Si hubiese continuado la circuncisión, se hubiera vinculado a los cristianos gentiles con un rito racial, peculiar y teocrático.  El cristianismo, por su naturaleza misma, en contraste debía poner énfasis en la relación individual con Jesucristo.  Esta comunión personal debía ser una realidad basada en la fe, una fe que no se podía tener en la infancia, cuando los judíos aplicaban la señal de la circuncisión, sino en una edad de responsabilidad inteligente.

La decisión del concilio de Jerusalén dejó a la iglesia e libertad de crecer sin trabas nacionales o raciales que impidieran que llegara a todos los hombres.  La emancipación de la iglesia primitiva decretada en el concilio fue un factor de importancia máxima para su continuo crecimiento entre los gentiles durante la era apostólica.  También se reflejó en su espíritu de libertad y de poder en Cristo.

La obra de los judaizantes.-

Pero esta noble decisión del concilio, concebida tan claramente y enunciada en un momento vital en la historia de la iglesia, no fue aceptada sin una intensa oposición de los que deseaban mantener el judaísmo en la iglesia.  Pedro había hablado en defensa de la liberación de los gentiles, y cuando fue a Antioquía con los enviados del concilio, se juntaba libremente con los conversos gentiles.  Pero el partido farisaico que existía entre los cristianos de Jerusalén no estaba contento.  Este sector también envió sus representantes a Antioquía, los cuales afirmaban que iban en nombre de Jacobo y con la autoridad de la iglesia de Jerusalén (Gál. 2: 12).

Pablo se opone a Pedro.-

Pedro, debido a la presión que tuvo que soportar, "se apartaba" de los gentiles, no confraternizando más con ellos, y se unió con los partidarios del ritualismo que provenían de Jerusalén.  "Aun Bernabé fue también arrastrado" y se oponía a Pablo (Gál. 2: 13).  Pero Pablo no estaba dispuesto a permitir que fuera infructífera la victoria ganada en Jerusalén. 

Resistió a Pedro "cara a cara"  (vers. 11) utilizando el argumento de que "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo".  A esto añadió: "Nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" (vers. 16).

La controversia sobre este asunto hizo que Pablo escribiera la Epístola a los Gálatas algunos años después, para contrarrestar la influencia de los judaizantes que seguían los pasos de Pablo y trabajaban entre sus conversos.  Debe considerarse que esta situación también es el antecedente de la Epístola a los Romanos, escrita por Pablo probablemente alrededor del mismo tiempo en que escribió la de los Gálatas.  El problema del judaísmo continuó creando perplejidades y dificultades a la iglesia cristiana durante más de dos siglos.

Se escribieron algunas obras en cuanto a la supuesta controversia entre Pedro y Pablo acerca del tema de los judaizantes.  Entre esas obras son típicas las llamadas Reconocimientos de Clemente y Homilías Clementinas. 

En esos relatos imaginarios se describe a Pedro envuelto en una discusión con Simón el Mago, y se afirma que vez tras vez el apóstol venció a su oponente, tanto en las disputas como en los milagros hechos. 

Es posible que esos escritos fueran producidos por el grupo judaizante que reconocía a Pedro como el apóstol de la circuncisión, quienes para convertirlo en el paladín de la lucha para conservar el judaísmo en la iglesia cristiana emplearon a Simón el Mago como la figura del opositor de Pedro, cuando en realidad se tenía en mente al apóstol Pablo.

Sea como fuere, la contienda fue muy real y produjo un encono creciente entre los dos bandos dentro de la iglesia.  Es posible que el partido judaizante hubiera transmitido algunos de sus sentimientos a los judíos en general.  Sin duda esto aumentó el rencor con que los judíos consideraban a la secta cristiana.  Un ejemplo puede verse en el ataque de que fue víctima Pablo en Jerusalén cuando regresó a esa ciudad después de su tercer viaje. 

El resultado fue su arresto y encarcelamiento, y su posterior traslado a Roma.  Como reacción natural de la iglesia cristiana, hubo un esfuerzo de los cristianos gentiles para escapar, en todo lo posible, de las influencias de los judíos y de que se los confundiera con éstos.  Como se destacará después, este deseo de evitar cualquier parecido con los judíos introdujo cambios notables en las creencias, las formas y las prácticas del cristianismo, a medida que se incorporaban en la iglesia grandes cantidades de gentiles que no tenían simpatía por el judaísmo.

Por John J. Alvarado D. COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO

1 comentario:

  1. Estimado John veo su pasion en servir al unico Dios viviente pero me temo que no esta basado en los terminos correctos porque mucho de lo en que ud. se basa son pensamientos de personas que se les mal llama padres de la iglesia que fueron personas paganas que leyeron las santas escrituras y aplicaron con sus pensamientos helenisticos las enseñanzas de Jesus siempre se basaron en las escrituras y tambien sus discipulos vea siempre la autoridad de jesus de donde proviene cuando le preguntan sobre el divorcio y responde acaso no habeis leido? y comienza a parafrasear los mandamienos de la ley mandada a moises y cuando sano a otro dijo ve y cumple con lo ordenado en la ley de moises y ve junto al sacerdote y cuando pablo le dice a timoteo que siga con la forma en que fue instruido desde niño y lo mantenga, mi pregunta es la siguiente estan equivocados los primeros seguidores por tener pensamientos judios como ud afirma? le sugiero entonces que lea juan 4 del 6 en adelante especialmente 4:22 donde jesus dice la salvacion viene de los judios, esta el tambien confundido? mi hermano no vea por favor las santa escrituras con los ojos de personas paganas que vivieron hace 1600 años le ruego lea simplemente lo que esta escrito con la ayuda del espiritu santo
    Bendiciones
    Antonio García

    ResponderEliminar