lunes, 6 de septiembre de 2010

El tema central de las Escrituras y el Evangelio

Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. (Luc. 24: 27)

Hay una gran verdad central que siempre debe mantenerse en la mente cuando se escudriñan las Escrituras: Cristo crucificado. Toda otra verdad está investido con la influencia y el poder correspondientes a su relación con este tema. Unicamente a la luz de la cruz podemos discernir el exaltado carácter de la ley de Dios.

El alma paralizada por el pecado puede recibir nueva vida únicamente mediante la obra realizada en la cruz por el Autor de nuestra salvación. El amor de Cristo constriñe al hombre a unirse con él en sus labores y sacrificios. La revelación del amor divino aviva en ellos la realidad de su obligación descuidada de ser portadores de luz para el mundo, y los inspira con un espíritu misionero. Esta verdad ilumina la mente y santifica el alma. Hará desaparecer la incredulidad e inspirará fe. Es la gran verdad que debe mantenerse constantemente ante la consideración de los hombres...

Cuando Cristo, en su obra de redención, es visto como la gran verdad central del sistema de verdad, se arroja una nueva luz sobre los acontecimientos del pasado y el futuro. Se los ve en una nueva perspectiva y adquieren un nuevo y profundo significado.

El Antiguo Testamento es tan ciertamente el Evangelio en sombras y figuras, como el Nuevo Testamento lo es en su poder desarrollado. El Nuevo Testamento no presenta una religión nueva; el Antiguo Testamento no presenta una religión que haya de ser superada por el Nuevo.

El Nuevo Testamento es tan sólo el progreso y desarrollo del Antiguo Abel creía en Cristo, y fue tan ciertamente salvado por su poder, como lo fueron Pedro y Pablo...

El Dios que anduvo con Enoc era nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Era la luz del mundo como lo es ahora.

EL ALMA RECREADA A LA IMAGEN DE DIOS
Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6: 63.

El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual se agrupan todos los demás del Libro, es el plan de la redención, la restauración de la imagen de Dios en el alma humana. Desde la primera insinuación de esperanza que se hizo en la sentencia pronunciada en el Edén, hasta la gloriosa promesa del Apocalipsis: "Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (Apoc. 22:4), el propósito de cada libro y pasaje de la Biblia es el desarrollo de este maravilloso tema: la elevación del hombre, el poder de Dios, "que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Cor. 15: 57).

El que capta este pensamiento, tiene ante sí un campo infinito de estudio. Tiene la llave que le abrirá todo el tesoro de la Palabra de Dios...

En la palabra de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios.

De igual modo se sostiene la vida así impartida. El hombre vivirá de "toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat. 4: 4).

La mente, el alma, se edifica con aquello de lo cual se alimenta, y a nosotros nos toca determinar la clase de alimento que recibirá...

Teniendo la Palabra de Dios en la mano, todo ser humano, cualquiera sea su suerte en la vida, puede gozar del compañerismo que escoja. Por medio de sus páginas puede tener comunión con lo mejor y más noble de la especie humana, y escuchar la voz del Eterno que habla con los hombres. Al estudiar y meditar en los temas que los ángeles "desean penetrar" (1 Ped. 1: 12), puede gozar de su compañía. Puede seguir las pisadas del Maestro celestial y escuchar sus palabras como cuando él las enseñaba en la montaña, la llanura, y el mar.

Puede morar en esta tierra en la atmósfera del cielo, e impartir a los afligidos y tentados de la tierra pensamientos de esperanza y anhelos de santidad; puede hacer cada vez más íntimo su compañerismo con el Invisible, como aquel que antaño anduvo con Dios, acercándose cada vez más al umbral del mundo eterno, hasta que los portales se abran y pueda entrar. No se sentirá como un extraño.

Lo saludarán las voces de los santos que, invisibles, eran sus compañeros en la tierra, voces que él aprendió a distinguir y amar aquí. El que por medio de la Palabra de Dios ha vivido en compañerismo con el cielo, se sentirá como en su casa en medio de la compañía celestial.

LA VERDAD CENTRAL Y PREEMINENTE
Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,... no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Ped. 1: 18-19.

La Palabra de Dios es el solemne instrumento que convence de pecado al inconverso, persuadiéndolo de la necesidad que tiene del Salvador que perdona los pecados.

El plan de salvación combina las influencias santas de la luz del pasado y del presente. Estas influencias están unidas por la cadena dorada de la obediencia por amor. La recepción de Cristo por la fe y la sumisión a la voluntad de Dios transforman a los hombres y las mujeres en hijos e hijas de Dios. Mediante el poder que únicamente el Salvador puede darles son aceptados como miembros de la familia real, herederos de Dios y coherederos con Cristo...

Amar a Dios de todo corazón y ser participantes de la humillación y los sufrimientos de Cristo, significa más de lo que muchos comprenden. La expiación de Cristo es la gran verdad central alrededor de la cual se agrupan todas las demás verdades pertinentes a la gran obra de la redención. La mente del hombre debe fundirse en la mente de Cristo. Esta unión santifica el entendimiento e imparte claridad y fuerza a los pensamientos...

El mundo es nuestro campo de esfuerzo misionero, y hemos de salir a trabajar rodeados con la atmósfera del Getsemaní y el Calvario...

Dios aborrece más la indiferencia que se manifiesta en los asuntos religiosos que la misma infidelidad, porque las pretensiones religiosas desprovistas de una religión genuina son una perenne piedra de tropiezo para los pecadores. Mientras más frías y formales sean las personas en lo que respecta a la vida religiosa, más llenos estarán de egoísmo, y el egoísmo obra invariablemente en contra de Cristo. Usted puede tener mucho conocimiento, pero a menos que posea una religión verdadera y pura, su conocimiento resulta inútil para Cristo.

No permita Dios que acerca de usted se tengan que pronunciar las siguientes palabras: "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete" (Apoc. 3: 15-19).

Cada alma puede enriquecerse en tesoros espirituales. En medio de la terrible iniquidad de este mundo los seres humanos pueden servir a Dios con tanta fidelidad que él derrame las riquezas eternas sobre ellos. Él obrará en favor de los que le sirven fielmente. Puede humillar a los más empedernidos perseguidores de su pueblo, transformándolos en amigos mediante la aceptación de la verdad, o despojándolos de su poder para hacer daño.

LA CRUZ ES EL CENTRO

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Juan 12: 32.

La cruz del Calvario desafía a todo poder terrenal e infernal, y por fin acabará por eliminar a cada uno de ellos. La cruz es el centro de toda autoridad, y de ella toda autoridad procede. Es el gran centro de atracción; porque en ella Cristo entregó su vida por la raza humana. Este sacrificio fue ofrecido con el propósito de restaurar al hombre a su perfección original; sí, y más aún: fue ofrecido para concederle una completa transformación del carácter, y hacerlo más que vencedor.

Los que por intermedio de la fuerza de Cristo vencen al gran enemigo de Dios y el hombre, en las cortes celestiales ocuparán una posición superior a la de los ángeles que nunca han caído.

Cristo declaró: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12: 32). Si la cruz no encuentra una influencia en su favor, crea una influencia. De generación en generación la verdad para este tiempo es revelada como la verdad presente. Cristo en la cruz fue el instrumento mediante el cual se unieron la misericordia y la verdad, y la justicia y la paz se besaron. Este es el medio por el cual se moverá el mundo.

En el plan de Dios todas las riquezas del cielo están a la disposición de los seres humanos. En el tesoro de los recursos divinos no hay nada que se considere demasiado costoso como para no poder acompañar al gran don del Unigénito Hijo de Dios... Cristo recibió poder para alentar en la humanidad caída el hálito de la vida. Los que lo reciban, nunca tendrán hambre ni padecerán de sed; porque no puede haber un gozo mayor que el que se encuentra en Cristo.

Estudien las palabras pronunciadas por el Salvador desde el monte de las bendiciones. Cómo fulguraba la naturaleza divina a través de su humanidad mientras sus labios pronunciaban las bendiciones sobre los hombres y mujeres que eran objeto de su misericordia y amor. Los bendijo con tal plenitud que hizo evidente el hecho de que estaba sacando del almacén inagotable de los tesoros más ricos. Los tesoros de la eternidad se hallaban a su disposición. El Padre le había confiado a él las riquezas de cielo, y la repartición que les hizo de ellas no tuvo límites...

¿Qué es el cristianismo? Es el instrumento divino para la conversión de los pecadores. Jesús pedirá cuentas de cada persona que no se somete a su dirección, que no demuestra en su vida la influencia de la cruz del Calvario. Cristo debería ser exaltado por todos los que redimió al padecer en la cruz una muerte de vergüenza. Los que han experimentado el poder de la gracia de Cristo tienen una historia que contar. El Señor trata de implementar métodos de trabajo que producirán la difusión del Evangelio de Cristo. El ser humano, al recibir su eficacia de la gran fuente de sabiduría, llega a ser el instrumento, el agente de servicio mediante el cual el Evangelio ejerce su poder transformador sobre la mente y el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario