martes, 12 de octubre de 2010

P1 UNA BASE PARA LA CRONOLOGIA DEL N.T.

LOS acontecimientos registrados en el Nuevo Testamento transcurrieron durante el siglo I de nuestra era, período durante el cual la cronología del Imperio Romano está bien establecida; sin embargo, sus fechas no pueden determinarse con toda seguridad porque los autores bíblicos no han proporcionado suficiente información.  La única mención neotestamentaria de un año preciso (el año 15 de Tiberio) ha sido interpretada de diversas maneras.  Las epístolas no llevan fecha, pues los autores de los Evangelios tenían más interés en el significado de los acontecimientos que en su fecha.

Los eruditos modernos algunas veces escriben dogmáticamente acerca de la cronología de la vida de Cristo, pero sus obras se basan en la interpretación subjetiva de pruebas que no son suficientemente claras como para ser concluyentes. El lector de este Comentario encontrará que a pesar de que los autores del Nuevo Testamento proporcionan suficientes datos en cuanto a fechas, como para mostrar que ellos mismos no tenían dudas en cuanto al tiempo, apenas nos proporcionan la suficiente información para reconstruir un esquema cronológico aproximado de los sucesos del Nuevo Testamento. Aun el orden de los hechos, deducido de los cuatro Evangelios, no es siempre seguro.  Debe dejarse un margen para ciertas posibles variaciones.

Los problemas cronológicos del Nuevo Testamento pueden ser internos: relacionados con la interpretación del texto mismo, o externos: referentes a la relación de los sucesos relatados en el Nuevo Testamento con los acontecimientos de la cronología secular. El propósito de este artículo es presentar los hechos que pueden conocerse y señalar las conclusiones a que puede llegarse, en forma lógica, en relación con los más importantes problemas de cronología externa dentro de los alcances de este tomo V. Ellos son: (1) la fecha del nacimiento de Cristo, (2) la fecha de su bautismo, y en consecuencia, del comienzo de su ministerio, y (3) la fecha de su crucifixión y resurrección.  Pero, como prefacio, es necesario explicar varios sistemas de eras cronológicas y los métodos de computar los años.

II.  Calendarios y formas de computar los años

Jesús vivió en un mundo -el Imperio Romano- gobernado por Augusto y Tiberio.  En este imperio estaban unidos bajo el dominio romano muchos pueblos y muchas naciones desde el Atlántico hasta el Eufrates, desde la desembocadura del  Rin, hasta las cataratas del Nilo.  Todos gozaban de la paz romana.  Pero en la parte oriental del imperio, donde las civilizaciones eran mucho más antiguas que la romana, persistían los idiomas, las costumbres, y las religiones locales.  Lo mismo ocurría con los diversos métodos de computar el tiempo.  Aun en los asuntos oficiales las fechas se calculaban según el calendario local.

Diversos calendarios del siglo I d. C.-

El calendario romano había sido modificado por orden de Julio César a comienzos del año 45 a. C. Esa modificación hecha por Sosígenes, astrónomo egipcio, había convertido el calendario romano lunar en un calendario solar egipcio con un año de 365 días, al cual se añadía un día cada cuatro años, dándole al año un promedio de 365 1/4 días.  Pero este calendario juliano, que finalmente se convirtió en el calendario común europeo, no se impuso uniformemente en todo el Imperio Romano.

Augusto introdujo en Egipto el sistema del año bisiesto, con lo cual el día de año nuevo egipcio, el lº de Thoth, dejó de retroceder a través de las estaciones como lo había hecho antes  y quedó fijo en el 29 de agosto (o 30 en algunos años).  Esa fue la única modificación del calendario egipcio, que retuvo sus 12 meses de 30 días -con sus antiguos nombres-, más los cinco días adicionales al final del año (de allí en adelante se añadían seis días cada cuatro años).

Las provincias que estaban al este de Egipto mantuvieron sus calendarios lunares de 12 ó 13 meses ; pero durante  los primeros siglos de la ocupación romana, la mayoría de ellos adoptaron el año romano de 365 (366) días, y adaptaron sus propios nombres macedonios o semíticos de los meses lunares a los meses julianos de 31, 30 ó 28 (29) días.  Por ejemplo, en Siria el año del calendario semítico comenzaba con el equivalente de Tisri, que fue cambiado de mes lunar en mes de 31 días, para corresponder con el mes juliano de octubre.  No se sabe hasta qué punto ocurrió este cambio en el primer siglo de la era cristiana.

El calendario judío.-

Pero los judíos conservaron su calendario lunar con sus meses de 30 y 29 días, su año de 12 ó 13 meses, y sus dos comienzos de año: el religioso de Nisán a Nisán, en primavera (marzo-abril), y el año civil de Tisri a Tisri, en el otoño (septiembre-octubre;.  Sin embargo, en tiempos de Cristo, el año eclesiástico, que comenzaba en primavera parece haber sido también el año de reinado (ver pp. 228-229), es decir, el año según el cual se contaban los años de reinado de los reyes locales herodianos, que eran semijudíos.

Los judíos, como otros antiguos semitas, tenían un calendario lunisolar, es decir, meses lunares con ajustes periódicos para hacer corresponder el año calendario con el año de las estaciones.  Doce meses lunares suman unos 11 días menos que el verdadero año solar que coincide con las estaciones.  Por lo tanto, cada dos o tres años se añadía un mes (llamado embolismal o intercalado). 

 Adar, el 12º mes, era seguido en esos años por un 13er. mes, el segundo Adar.  Esto era necesario para que Nisán, el 1er. mes, concordara con la cosecha de la cebada, (principios de abril), a fin de que pudiera ofrecerse la gavilla  mecida precisamente después de la pascua, durante la fiesta de los panes sin levadura (ver t. II, pp. 103-104, 106-108).  Los babilonios desarrollaron en el siglo IV a. C. un calendario cíclico, en el cual empleaban un método diferente para intercalar los meses adicionales.  Duplicaban el 12º mes de Addaru seis veces en cada ciclo de 19 años; pero en un año (en el 17º) duplicaban el mes de Ululu (el mes judío de Elul), el 6º mes (ver t. II, pp, 115-117).

Hasta donde se sepa, los judíos nunca intercalaron un segundo mes de Elul después del 6º mes.  Tal procedimiento habría producido un intervalo irregular en los meses 1º y 7º entre las fiestas prescritas por la ley levítica.  Además, el hecho de que la necesidad de añadir un mes adicional fuera determinada por la relación del mes de Nisán con la cosecha de la cebada, indica que originalmente, cuando el calendario quizá sólo dependía de observaciones, el 13er. mes tenía que intercalarse en la primavera, precisamente antes de Nisán, y no hay necesidad de suponer un cambio para duplicar el 6º mes.  Nada se sabe de la existencia en tiempos de Jesús de un ciclo judío regular de 19 años que correspondiera con el calendario babilónico.  Sin embargo, parece haber alguna prueba de que los sacerdotes que regulaban el calendario tenían algún conocimiento de los métodos de cálculo teórico, aunque siempre conservaban la antigua costumbre de anunciar los meses basándose en la observación de la luna y de las estaciones.  Según la tradición, fue sólo algunos siglos después de Cristo cuando los rabinos sistematizaron su calendario empleando las reglas fijas del cálculo, conocidas por todos.*

Métodos romanos para designar los años.-

Los romanos, con su herencia republicana, no contaban los años según el reinado de sus emperadores, por la sencilla razón de que en Italia y en el Occidente el emperador no era considerado como un monarca reinante.  Augusto, el organizador del Imperio Romano que reemplazó a la república, se hizo llamar princeps, literalmente el primero o principal (ciudadano), y su gobierno no era en realidad una monarquía sino un principado.  Los términos equivalentes griegos, h'gemon y h'gemonía, se empleaban para referirse al emperador y a su gobierno.  Esos nombres se usaban en las provincias orientales, donde el griego era el idioma oficial del gobierno, legado que había quedado de Alejandro y los reinos helenísticos. 

A Augusto se lo denomina con justa razón, primer emperador romano; y los emperadores son considerados como monarcas porque en la práctica era así.  Pero el poder de los emperadores se debía a que ocupaban el puesto de imperator, comandante de las fuerzas armadas (de donde derivó la palabra "emperador"). 

Los emperadores gobernaban legalmente en virtud de los poderes para los diversos cargos civiles que originalmente habían sido conferidos por votación a Augusto, y que fueron concedidos formalmente para cada emperador subsiguiente.  Y no fue sino hasta el reinado de Diocleciano (284-305 d. C.) cuando el gobierno romano se reorganizó legalmente como una monarquía absoluta.

La forma habitual de los romanos de escribir una fecha era: "En el consulado de ____ y ____". Se daba a cada año el nombre de los dos cónsules que ejercían conjuntamente la primera magistratura.  Durante el imperio, los cónsules aún continuaban ejerciendo sus funciones cada año (como meras figuras decorativas) a partir del 1º de enero.  Las listas consulares que se han encontrado nos permiten ubicar esos años consulares como años a. C. y d. C. Pero en el año 23 a. C., Augusto legalizó su dominio del Estado ejerciendo el consulado cada año (con diferentes "colegas" que en verdad no tenían poder).  Al principio computó sus años según el número de veces que había sido cónsul. 

 Cuando dejó de ser cónsul estableció lo que llegó a ser el sistema oficial para designar los años del emperador: según el número de años que había ocupado el poder tribunicio, es decir, el poder (aunque no el cargo) de tribuno (con referencia a los tribunos como protectores de los derechos del pueblo durante la república, ver p. 29).  Esos años se computaban como si hubieran comenzado en el aniversario de la primera concesión del poder tribunicio. (Los romanos, a diferencia de los orientales, atribuían importancia a los cumpleaños de las personas, y estaban más acostumbrados a computar los años a partir de los aniversarios.  Los orientales se inclinaban más a computar años completos de calendario partiendo del día de año nuevo.)

Años de reinado en el Cercano Oriente.-

En las provincias orientales y en los reinos vasallos del Imperio Romano, la costumbre de poner fechas según los años de reinado de cada monarca había prevalecido por tanto tiempo, que los orientales continuaron aplicando a los emperadores romanos este método de acuerdo con sus calendarios locales respectivos.

 Las diferencias locales se notan en el caso de Augusto, ya que su ascensión al poder imperial no se logró mediante un acontecimiento realizado en un solo día.  Hoy se suele fijar el comienzo de su reinado en el año 27 a. C., pues en enero de ese año se le dio el título honorífico de Augusto y el senado acordó que se le concedieran los principales poderes constitucionales. 

 Pero en el Oriente su reinado comenzó a contarse a partir de sus conquistas allí. En Siria y en las provincias vecinas se consideraba que había comenzado el 2 de septiembre del año 31 a. C., con la batalla de Accio, cuando obtuvo una victoria decisiva sobre Antonio y conquistó el dominio del imperio.  En Egipto se computaba el comienzo de su reinado a partir del año 30 a. C., cuando murió Cleopatra, porque era considerado como sucesor de ella, como rey de Egipto por derecho de conquista.  Allí su reinado se computaba según los años del calendario egipcio, a partir del 1º de Thoth del año 30 a. C.

Una forma de indicar una fecha de reinado como la que emplea Lucas, "el año quince del reinado de Tiberio" -frase que al parecer Tiberio nunca usó en Roma-, podría entenderse solamente de acuerdo con el calendario local empleado por el autor.  Habría que saber si Lucas estaba contando los años a partir del 1º de Thoth egipcio (fecha que siempre cayó, después de Augusto, en el mes de agosto), o a partir del mes judío de Nisán, o Tisri, etc.  Durante el período helenístico, y después, los calendarios locales sirios variaban de una ciudad a otra.

Dos métodos para computar los años de reinado.-

La fecha dependería también del método empleado para numerar los años de reinado.  Según un método, el período del año calendario que transcurría después de la muerte del rey era llamado el año ascensional (o de entronización) del nuevo rey; el 1er. año del nuevo reinado era el primer año calendario completo que comenzaba con el próximo día de año nuevo local, después de la entronización.  Este es el método del año ascensional (o de entronización) para computar los años de reinado.  Este sistema se había empleado en siglos anteriores en Babilonia, Asiria, y el reino de Judá, y también entre los judíos después del exilio, en tiempos de Nehemías,

 Pero había sido discontinuado aun en Babilonia, debido a la conquista macedónica, cuando los años de Alejandro Magno comenzaron a contarse según otro método (conocido por largo tiempo en Egipto): el sistema de cómputo sin año ascensional.   Según este cómputo, el año calendario que había comenzado como último año del reinado anterior acababa como el 1er. año del nuevo rey, y llevaba, por lo tanto, dos números.  El año 1.º del nuevo rey se extendía desde la fecha de su entronización hasta el próximo día de año nuevo, cuando comenzaba el 2º año .

Métodos judíos para computar las fechas.-

Para entender el Nuevo Testamento es importante saber cómo funcionaba el sistema judío de computar las fechas; pero los documentos del primer siglo no proporcionan nada que pueda compararse con las abundantes tablillas que tenemos de un período anterior de Mesopotamia.  Se han encontrado monedas palestinas que llevan los números de los años del reinado de los emperadores romanos; pero no hay nada que tenga doble fecha ni otro tipo de sincronismos por los cuales pueda conocerse la ubicación de esas fechas en el esquema del calendario juliano. Por otra parte, las únicas indicaciones que provienen de la literatura judía insinúan que en tiempos de Cristo los años del reinado de los reyes judíos locales eran computados a partir de la primavera.  Esto podría parecer extraño en vista de que en tiempos de los reyes de Judá y de Esdras y Nehemías se había empleado el año calendario que comenzaba en otoño. 

 Sin embargo, parece haberse empleado en tiempos de los Macabeos el año que comenzaba en primavera (de la era seléucida), probablemente para diferenciar el año judío del año macedonio durante los años de la era seléucida.  Los gobernantes judíos recién independizados, los llamados Macabeos, no eran del antiguo linaje real de Judá.  Eran hasmoneos de la tribu de Leví, y reyes- sacerdotes.  Sería natural que destacaran el año religioso que comenzaba el 1º de Nisán, en la primavera, y no el antiguo año de reinado de Judá.  En consecuencia, no es raro que Josefo, que escribió en el siglo I, computara los años de Herodes el Grande, sucesor de los hasmoneos, a partir de la primavera, y empleara el sistema de cómputo sin año ascensional. 

Tampoco es raro encontrar que en el Talmud se conserve el recuerdo del mismo método.  Se dice allí que el 1º de Nisán era el día de año nuevo de los reyes israelitas (pero que el 1º de Tisri, en el otoño, era el comienzo del año del reinado de los reyes extranjeros, cuando este cómputo lo hacían los judíos).* Así como los judíos de los tiempos de 1 Macabeos parecen haber usado su propio cómputo de primavera a primavera, en contraste con los años computados de otoño a otoño por los reyes sirios, así también podría suponerse que se conservaría la misma distinción en el cómputo de los reyes herodianos locales, que eran judíos al menos de nombre, y los de los emperadores romanos, que eran extranjeros.

Eras tradicionales de griegos y romanos.-

Los historiadores del Imperio Romano asignaban fechas a los acontecimientos según dos eras tradicionales, cuyos comienzos se fijaron en fechas anteriores bastante inciertas.
Las olimpiadas griegas eran los períodos de cuatro años que transcurrían entre dos series de juegos sucesivos en la ciudad de Olimpia.  Esas olimpíadas se comenzaron a contar desde el año 776 a. C., supuesto comienzo de dichos juegos.  El 3er. año de la olimpíada 195 (Ol. 195. 3) sería entonces el año 3/4 d. C., de verano (mediados de junio-julio) a verano.  Esta operación resulta de multiplicar 195 x 4 (780), y restar 776 de dicha cifra.

El cómputo romano de los años desde la fundación de Roma (A.U.C.: ab urbe condita), cuando se supone que Rómulo y Remo fundaron dicha ciudad, no era calculado de la misma manera por todos los autores romanos.  Varrón, autoridad generalmente aceptada, ubicó la fundación de la ciudad en el año correspondiente a 753 a. C. Aunque se suponía que la fecha exacta era el 21 de abril, algunas veces se computaban los años A.U.C. según los años del calendario romano, a partir del 1º de enero.  Esta era romana, como las olimpíadas, aparece con frecuencia en documentos históricos; pero la forma romana habitual de expresar la fecha era la que se fijaba por los consulados (ver p. 227).

Eras orientales que se empleaban en el tiempo de Cristo.-

En las partes más orientales del Imperio Romano se empleaba la era seléucida, comenzada por los reyes seléucidas.  Se la computaba a partir de septiembre-octubre de 312 a. C. según el calendario oficial macedonio, aunque en Babilonia se la computaba siempre a partir de la primavera (marzo-abril) de 311 ; y es posible que el autor judío de 1 Macabeos la haya computado a partir de la primavera de 312.  Hubo también varias eras de Augusto.  Una fue la era de Accio, que comenzó a partir de la victoria de Augusto (llamado entonces Octavio) en Accio, el 2 de septiembre del año 31 a. C.*  Esta era fue continuada después de la muerte de Augusto, y por esto se han encontrado monedas acuñadas por unos pocos años en Antioquía y el vecino puerto de Seleucia, que llevan doble fecha: la de la era de Accio y la de los años de reinado de Tiberio. Los egipcios tuvieron otra era augustal, computada a partir del 1º de Thoth del año 30 a. C., en la cual se computaban los años de su reinado como rey de Egipto después de la muerte de Cleopatra.  Algunos también computaban una era augustal a partir del año 27 a. C., cuando comenzó el gobierno constitucional de Augusto.

La era cristiana.-

Históricamente, la era cristiana no debe aparecer en un estudio cronológico del siglo I, pues no fue inventada sino siglos más tarde.  Sin embargo, como se supone que computa los años a partir del nacimiento de Cristo, y las palabras "primer siglo" se usan en relación con esta era, y ya que todos los acontecimientos registrados en el NT (salvo el nacimiento de Jesús) se computan según este sistema, corresponde explicar esta era.  En el siglo VI d. C., un monje llamado Dionisio el Exiguo ideó una nueva tabla para la fecha de pascua de resurrección, en la cual introdujo un nuevo método de contar los años.  Situó el nacimiento de Cristo, 231 según la mejor información de que disponía, en el año 754 A.U.C., y comenzó desde ese punto su escala de años que denominó anno domini nostri, "año de nuestro Señor", comúnmente llamado anno domini, abreviado A.D.; equivalente a "después de Jesucristo" (abreviado d. C.).

Según su cómputo estaba en el año 532 de estos años de "nuestro Señor" cuando escribió.  Esta era no se empleó en forma general sino hasta varios siglos más tarde, pero ahora se la emplea en todo el mundo y aun es de uso común en los países islámicos y del Lejano Oriente, donde retienen sus antiguos calendarios.  Hace mucho tiempo que se sabe que Dionisio fijó mal el año del nacimiento de Cristo; pero la utilidad de su esquema no se menoscaba siempre que se entienda, por ejemplo, que 1987 no fue el año 1987 a partir del nacimiento de Jesús, sino que es el año 1987 de un cómputo no exacto llamado era cristiana, cuyo punto de partida se sitúa algunos años después de la verdadera fecha de la Natividad.  Los eruditos no concuerdan en cuanto al número exacto de los años de ese error, pero es seguro que no son menos de unos cuatro años, y que el nacimiento de Jesús debe fijarse en alguna fecha "antes de Cristo".*
Por John J. Alvarado D. COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO

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