miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

¿Es verdad que solamente los que hablan lenguas son los que han recibido el bautismo del Espíritu Santo?




EXPLICACIÓN DE ANTESALA:

La respuesta la ofrece con claridad el apóstol Pablo. Cuando explicó a los corintios la doctrina de los dones espirituales, comparó a la iglesia con un cuerpo correctamente formado, en donde no todo es pies u oreja, ni ojos o manos (1 Corintios 12:12-28), “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”. Es significativa la afirmación de que “a unos puso Dios en la iglesia….” O sea que esos dones serían distribuidos por Dios “a unos” y no dados a todos. El otro hecho es que el don de lenguas está señalado en último lugar, como que no fuera el más importante o necesario.

Luego, el apóstol pregunta:”¿son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? (versículos 29,30). La única respuesta razonable a estas preguntas es NO, no todos son apóstoles, o profetas, o maestros, ni tampoco todos hablarán en lenguas. Por lo tanto, no es correcto, ni ético afirmar que al no hablar lenguas no se ha recibido el bautismo del Espíritu Santo. Sería acusar al Espíritu Santo de hacer acepción de personas, porque “todas estas cosas las hace uno mismo y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”, así como “Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso”. No se trata de arbitrariedad, sino de dar a la iglesia los dones que necesita para su perfección, usando su divina sabiduría. Por lo tanto, no sería correcto exigirle al Espíritu Santo un don, cuando El en su sabiduría divina los reparte de acuerdo con las necesidades de la iglesia.

EL CAMINO MÁS EXCELENTE:

Después de haber aclarado el apóstol que ninguno de los dones es dado a todos, afirma: “Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun mas excelente” (Versículo 31). Y lo introduce con esta declaración: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (1 Corintios 13:1). De modo que si no tengo amor, aunque hablara lenguas “angélicas”, sería solamente ruido sin valor. El amor es la primera manifestación del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). No podría haber manifestación del Espíritu Santo sin amor. Por esa razón, se puede estar seguro de haber sido bautizado por el Espíritu Santo cuando se manifiesta el amor y aunque no se hable en lenguas, pero nunca cuando se habla en lenguas y no se tiene amor.

¿Cómo puedo saber si en verdad tengo el amor de Dios? Pues este es el amor de Dios, que guardemos su mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). “Y en esto sabemos que le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso”, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:3-4). La obediencia a los mandamientos de Dios es la prueba irrefutable de la presencia del amor de Dios en nuestros corazones. “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” (Hechos 5:32).

EXPLICACIÓN DEL VERDADERO DON DE LENGUAS:

Cuando el Espíritu Santo impartió por primera vez el don de lenguas a la iglesia cristiana naciente, fue para evangelizar al gentío reunido en Jerusalén, que había venido de unas quince diferentes zonas lingüísticas del imperio romano (Hechos 2:9-11). Los oyentes quedaron asombrados al oír a unos galileos hablarles “cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido” porque “les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” . Así se cumplió el propósito divino del don de lenguas. Jesús había prometido: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén….” (Hechos 1:8). Gracias al autentico don de lenguas, los discípulos testificaron acerca de “las maravillas de Dios” ante esa multitud reunida en Jerusalén, y los que comprendieron el mensaje, porque se habló “a cada uno” en “la lengua en la que hemos nacido”, llevarían este testimonio a sus respectivos países.

Lo que dice el apóstol Pablo a los corintios en los capítulos 12,13 y 14 en primera de Corintios es un esfuerzo por corregir una deformidad manifiesta del verdadero don de lenguas. Después de explicar el lugar que ocupan los dones espirituales en la iglesia, y señalar el camino más excelente en el capítulo 13, da dos consejos que sobresalen: “Seguid el amor; procurar los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis…porque mayor es el que profetiza que el que habla lenguas…En la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (1 Corintios 14:1-19). Por lo tanto, darle preeminencia al don de lenguas, indicando que es la única señal de bautismo del Espíritu Santo, es un error que puede llevarnos a males mas graves. Por eso el apóstol Pablo señaló dos caminos como más excelentes: “seguid el amor” y “sobre todo que profeticéis”.

Además, no se ajusta a la realidad el hecho de afirmar que el don de lenguas sea la única señal de bautismo del Espíritu Santo. “Jesús, lleno del Espíritu Santo” (Lucas 4:1), nunca habló en lenguas. Lucas nada dice acerca de que los millares bautizados en Jerusalén después del pentecostés hablaran en lenguas, ni tampoco que así haya sucedido con los muchos conversos en Samaria (Hechos 8:4-25). Solamente menciona dos ocasiones después del Pentecostés: en relación con la conversación de Cornelio (Hechos 10:45-46), y la de doce creyentes bautizados en Efeso (Hechos 19:6-7). Eso nos ayuda a comprender que aunque el don de lenguas verdadero tiene su lugar, y aparece cuando el Espíritu Santo lo da, es un error afirmar que sea única demostración del bautismo del Espíritu Santo.

EL VERDADERO BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO:

Nuestros primeros contactos con el Espíritu Santo comienzan cuando abrimos nuestro corazón al llamado que nos hace a través del evangelio. Cuando finalmente por convicción nos preguntamos ¿Qué debemos hacer?, se nos dirá: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:37-38). Ese arrepentimiento que nos guía al abandono del pecado, y que nos lleva a una nueva vida de obediencia, lo que es el nuevo nacimiento (Juan 3:5-8), es obra del bautismo del Espíritu Santo, porque si lo fuera del agua solamente, sería imposible para el hombre ser una criatura. De allí que el Espíritu Santo es dado a los obedientes (Hechos 5:32). Para continuar desobedeciendo a Dios, no necesitamos la presencia permanente del Espíritu Santo en nuestros corazones. Una vez bautizados por el Espíritu Santo, éste repartirá luego sus dones “a cada uno como quiere” (1 Corintios 12:11).

CONCLUSIONES TERMINANTES:

1. Si no todos reciben un mismo don en particular porque el Espíritu Santo los reparte como quiere, de acuerdo con la necesidad de la iglesia, no puede ser el don de lenguas señal exclusiva del bautismo del Espíritu Santo.

2. Según el mismo Pablo, si hay un camino más excelente que la recepción de alguno de los dones espirituales señalados en 1 Corintios 12:28, ese camino es el amor, el cual tiene primacía sobre los otros dones, inclusive sobre el don de lenguas.

3. Si es posible hablar en lenguas sin amor, y eso no tiene valor (1 Corintios 13:1), significa que el amor es superior al don de lenguas, y lógicamente es un don que todos deben recibir. Es la primera manifestación del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Solamente puede manifestar amor quien haya sido bautizado por el Espíritu Santo, porque nadie podría obedecer a Dios sin es bautismo indispensable. Sólo quien haya experimentado esta nueva vida, podrá ser escogido por el Espíritu Santo para recibir algunos de sus dones especiales, a fin de edificar el cuerpo de Cristo que es su iglesia (Efesios 4:11-13).

4. Los dones espirituales destinados a la iglesia solamente tendrán valor cuando sus miembros hayan sido preparados por efecto del bautismo del Espíritu Santo experimentado en el proceso de su conversión o nuevo nacimiento. Recibir esos dones espirituales sin ese bautismo previo sería hasta un absurdo, pues la persona no estaría preparada para usarlos. Por eso se afirmó que cualquier don sin amor no tiene ningún valor, sea el de lenguas, el de profecías, o ciencia, o fe o aun el martirio (1 Corintios 13:1-3). Por lo tanto, poniendo las cosas donde el apóstol Pablo las coloca, aceptamos el “camino más excelente”, sigamos el amor. Dejemos luego al Espíritu Santo que reparta los dones que quiera darnos a fin de que nos habilite para colaborar con la edificación de la iglesia.

REFLEXIÓN: EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO


La gracia sea con Ustedes.-
Por COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO

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