En lugar de la unidad que debe existir entre los creyentes, hay desunión; pues se le permite a Satanás entrar, y por medio de especiosos engaños y errores él induce, a los que no están aprendiendo de Cristo a ser mansos y humildes de corazón, a seguir una trayectoria diferente de aquella que sigue la iglesia, y quebrantar, si es posible, su unidad.
Se levantan hombres que hablan cosas perversas para llevar discípulos tras sí. Pretenden que Dios les ha dado gran luz; pero ¿cómo actúan ellos bajo su influencia? ¿Siguen la conducta que los dos discípulos siguieron en su camino a Emaús?
Cuando ellos recibieron la luz, volvieron y encontraron a aquellos que Dios había guiado y a quienes todavía guiaba, y les contaron cómo habían visto a Jesús y habían hablado con él.
¿Han seguido esta conducta los hombres que pretendieron tener luz concerniente a la iglesia? ¿Han ido a quienes Dios ha escogido, para presentar un testimonio vivo, y les han dado evidencia de que esta luz los calificaría mejor para preparar a un pueblo para estar en pie en el gran día de Dios?
¿Han buscado el consejo de aquellos que han llevado y siguen llevando la verdad, y que están dando al mundo el último mensaje de amonestación?
¿Han tomado consejo con aquellos que han tenido una profunda experiencia en las cosas de Dios?
En el gran centro de la obra, los hombres han abierto sus tesoros de luz; Y mientras el Señor estaba derramando su Espíritu sobre el pueblo, ¿recibieron estos hombres la unción celestial?
Mientras se realizaban entre el pueblo profundos movimientos del Espíritu de Dios, y las almas se convertían, y los corazones duros se quebrantaban, había quienes escuchaban las sugestiones de Satanás, y eran inspirados de celo de abajo para salir a proclamar que precisamente el pueblo que recibe el Espíritu Santo, que ha de recibir la lluvia tardía y la gloria que debe iluminar a toda la tierra, es Babilonia. ¿Les dio el Señor a estos mensajeros su mensaje? No, porque no era un mensaje de verdad.
Predicando el Evangelio eterno. Ap. 14: 6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
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