lunes, 4 de junio de 2012

UNIRME A UNA IGLESIA?

 
UNIRSE A LA IGLESIA

Lectura bíblica: Ef. 2:19, 22; 1 Co. 12:13, 27
La primera pregunta que todo creyente hace, inmediatamente después de su conversión, está relacionada con el hecho de unirse a una iglesia. Ya hablamos acerca de ser separados del mundo; pero esto no quiere decir que uno solamente necesita separarse del mundo y que todo termina allí. En un sentido positivo, también es necesario que se una a la iglesia. (La expresión unirse a la iglesia no es apropiada, pero la tomaremos prestada por ahora).

I. LA NECESIDAD DE UNIRSE A LA IGLESIA
Hace más de veinte años, cuando comenzaba nuestro testimonio como iglesia, seis u ocho de cada diez personas que habían sido salvas no tenían el menor pensamiento de unirse a una iglesia. ¡Esto era muy extraño! Ellas pensaban que bastaba con ser cristianos, y que no era necesario unirse a ninguna iglesia. Esta manera de pensar tal vez les parezca a ustedes muy rara, pero según nuestra experiencia, son muchos los que piensan así. Ellos quieren a Cristo pero no quieren la iglesia. Ellos quieren vincularse a Cristo, mas no quieren vincularse de ninguna manera con la iglesia. Ellos quieren ser cristianos solitarios. ¿Acaso no podemos orar por nosotros mismos? Claro que sí podemos. Por tanto, afirman ellos: ¡con esto basta! 

¿Acaso no podemos leer la Biblia por nosotros mismos? Por supuesto que sí. Por tanto, piensan: ¡eso es suficiente! A ellos les parece que siempre y cuando uno pueda orar y leer la Biblia por sí mismo, no necesitan nada más. Tienen el concepto de que resulta problemático unirse a otras personas, y que basta con creer en el Señor y conversar con Él a solas. Este concepto está muy difundido en China y también en otros países.

Sin embargo, tenemos que comprender que, nos guste o no, no nos queda otra alternativa que unirnos a la iglesia. Cuando una persona es salva, debe comprender que la vida cristiana tiene tanto un aspecto individual como un aspecto corporativo. En lo que concierne al individuo, éste ha recibido la vida del Señor y, por tanto, puede disfrutar de comunión con el Señor y orar individualmente. Un individuo puede encerrarse en un cuarto y creer en el Señor por sí mismo. Sin embargo, si él solamente conoce el aspecto individual, su testimonio no será completo. De hecho, tal individuo no podrá permanecer firme por mucho tiempo en tales condiciones, ni tampoco crecerá mucho. Jamás he visto a un cristiano solitario progresar espiritualmente, ni en el pasado ni en el presente. Durante los dos mil años de historia de la iglesia, ha habido muchos que pensaron que podían ser cristianos de manera individualista. 

Ellos pensaban que podían vivir como ermitaños, enclaustrándose en la cima de una montaña y preocupándose única y exclusivamente por tener comunión con el Señor. Pero las lecciones espirituales que tales personas consiguieron experimentar fueron muy superficiales y no pudieron resistir la tentación. Si el entorno les era favorable, ellos se desarrollaban muy bien. Pero si el entorno les era adverso, no eran capaces de perseverar.

Tenemos que darnos cuenta de que la vida cristiana tiene otro aspecto: el aspecto corporativo. Según la Biblia, en lo concerniente al aspecto corporativo, nadie puede ser un cristiano solitario. En primer lugar, la Palabra de Dios nos dice que cuando una persona es salva, ella se convierte en un miembro de la familia de Dios, llega a ser un hijo de Dios. Esta es la revelación bíblica. Una vez que alguien nace de nuevo, él nace en la familia de Dios y llega a ser, junto con muchos otros creyentes, un hijo de Dios.

En segundo lugar, la Biblia nos muestra que todas las personas salvas conforman la morada de Dios, Su casa. Debemos distinguir entre esta casa y la familia de Dios a la que hicimos referencia en el párrafo anterior. En el párrafo anterior, hablamos de la familia de Dios en su aspecto corporativo, mientras que ahora nos referimos a la casa de Dios en su calidad de morada de Dios.

En tercer lugar, a los cristianos en forma colectiva se les llama el Cuerpo de Cristo. Somos miembros los unos de los otros y juntos conformamos el Cuerpo de Cristo.

A. Junto con muchos otros, somos hijos de Dios en la familia de Dios

Después de haber creído en el Señor, una persona no sólo recibe una vida individual sino también una vida que nos vincula a muchas otras personas. Como miembros de la familia de Dios, y como aquellos que constituyen Su morada y conforman el Cuerpo de Cristo, nosotros formamos parte de un todo mucho mayor. Así pues, nos es imposible subsistir en una condición de aislamiento. Si tratamos de hacerlo, con toda certeza no podremos participar de la plenitud y las riquezas de Dios. Podemos ser personas muy útiles, pero si no estamos unidos a los demás, seremos como un retazo de tela que ha sido cortado del resto o como el repuesto de una gran maquinaria; por ende, nos resultará imposible expresar la luz de la plenitud propia de la vida más elevada de todas. La plenitud de dicha luz existe solamente en la iglesia.

Es imposible vivir en una familia con otros cinco hermanos y hermanas, y no relacionarse con ellos. Si soy el hijo único de mi padre, no tengo que relacionarme con ningún hermano o hermana en la familia porque no los tengo. Pero si tengo cinco hermanos y hermanas, dejo de ser el hijo único, y solo soy uno de los cinco hijos de mi padre. ¿Cómo podría entonces dejar de relacionarme con mis otros hermanos y hermanas, y seguir siendo el hijo único de mi padre? ¿Acaso podría encerrarme en un cuarto y decirles a los demás: “No me molesten. No tengo nada que ver con ustedes. Yo soy el unigénito”. ¿Puede uno hacer tal cosa?

Una vez que alguien cree en el Señor, no se convierte en el hijo único de Dios, sino que es uno entre muchos millones de hijos de Dios. Este no puede encerrarse y ser así, el hijo unigénito de Su Padre. De hecho, la naturaleza misma de la vida que tal persona ha recibido, no le permitiría hacer esto. Quizás en su familia natural, usted sea el hijo único. Pero desde el día que usted creyó en el Señor, está obligado a tener comunión con otros hermanos y hermanas. 

No podrá rehuir tal comunión. Cierto día, usted nació en la familia más numerosa que existe en este universo. Ninguna otra familia es tan grande como la suya, pues tiene millones y millones de hermanos y hermanas. No es posible desdeñarlos simplemente porque sean muchos. Debido a que usted es solamente uno entre muchos otros, es necesario que usted conozca a tales personas, tenga comunión con ellas y se relacione con ellas. Si usted no desea verlas, dudo que usted sea, verdaderamente, un hermano o hermana. Si usted ha nacido de Dios, se sentirá atraído hacia aquellos que también han nacido de Dios. Pero si usted puede aislarse de ellos, dudo que usted sea un hijo de Dios.

El concepto de ser cristianos solitarios no constituye en absoluto un concepto cristiano. Este concepto no es propio de un cristiano, ni debería serlo. En nuestra familia, debemos ser hermanos para todos nuestros hermanos y hermanas para todas nuestras hermanas. ¿No debería esto también cumplirse aún más en la familia de Dios? Esta relación surge espontáneamente de la vida divina y está impregnada de amor. ¡Sería muy extraño que uno no sintiera afecto hacia sus propios hermanos y hermanas, o que no tuviera el deseo de comunicarse con ellos! No debemos olvidar que, si bien nosotros recibimos la vida divina individualmente para llegar a ser hijos de Dios, esta misma vida también está en miles de otros que, igualmente, son hijos de Dios. Así pues, yo solamente soy uno entre muchos hermanos. La naturaleza misma de la vida que poseo no me permite ser una persona individualista, pues es propio de dicha vida el deseo de comunicarse con los demás hermanos y hermanas.

B. Llegamos a constituir la morada de Dios junto con otros hermanos y hermanas

Además, la Biblia nos muestra que la iglesia es la morada de Dios. El segundo capítulo de Efesios habla acerca de este hecho, el cual constituye una de las más grandes revelaciones de todo el Nuevo Testamento. Debemos percatarnos de que Dios tiene una morada en esta tierra. Él necesita una morada. En la Biblia, podemos detectar el pensamiento de una morada para Dios desde la construcción del tabernáculo hecho por Moisés hasta la edificación del templo realizado por Salomón, la cual incluye también la posterior reedificación y restauración de dicho templo. En la era de la iglesia, Dios hace del hombre Su templo. Dios moraba en un gran edificio, esto es, en el templo edificado por Salomón. Pero hoy, Dios habita en la iglesia, pues ahora la iglesia ha llegado a ser la morada de Dios. Así pues, nosotros, los muchos hijos de Dios, hemos sido reunidos para ser la morada de Dios. Nosotros, como los muchos hijos de Dios, hemos sido reunidos por el Espíritu Santo a fin de ser la morada de Dios. En 1 Pedro 2:5 se habla de esto. Nosotros somos piedras vivas que están siendo edificadas como casa espiritual.
¿Cómo se edifica esta casa espiritual? El templo de Salomón fue edificado con piedras muertas. Pero hoy en día, la morada de Dios está siendo edificada con piedras vivas. Pedro, cuyo nombre significa “una piedra”, era una piedra viva. Cuando se juntan todas las piedras vivas, éstas llegan a formar un templo. Pero si no están juntas, ¿acaso puede una sola piedra constituir una morada? ¡No! Si no hay piedra sobre piedra, esto es señal de desolación, y no es un indicio bueno. El hecho de que no haya una piedra sobre otra es consecuencia de juicio y desolación. 

Por el contrario, siempre que haya una morada, encontraremos una piedra sobre la otra. ¡Damos gracias a Dios que fuimos salvos y creímos en el Señor Jesús, por lo cual ahora somos piedras! Pero, ¿qué utilidad podría tener una sola piedra si está aislada de las demás? Mas cuando las piedras son reunidas, pueden llegar a constituir una morada. Si están aisladas, resultan inútiles. De hecho, pueden convertirse en piedras de tropiezo en lugar de piedras vivas.

Hoy, somos como las partes de un automóvil. Si todas las piezas están ensambladas, tendremos un auto que podremos conducir. No nos atreveríamos a decir que quienes son piedras vivas se convertirán en piedras muertas si se aíslan de los demás, pero sí podemos afirmar que si una piedra no está unida a otras a fin de constituir la morada de Dios, ella perderá su función y sus riquezas espirituales. Como piedras vivas, tenemos que estar unidos a otras piedras vivas. Sólo entonces podremos contener a Dios y únicamente entonces Dios morará entre nosotros.

Hace un siglo, un inglés llamado Sr. Stooneg dijo: “Después de ser salvo me sucedió la cosa más maravillosa: comprendí que yo era material de construcción para la morada de Dios. 

Este fue un descubrimiento sumamente maravilloso”. Cuando leí esto por primera vez, no le di mucha importancia. ¿Qué puede haber de maravilloso en ser material de construcción para la morada de Dios? Pero hoy en día, al reflexionar al respecto, tengo muy alta estima por las palabras de Sr. Stooneg. Y una vez que ustedes tengan este sentimiento, podrán comprender lo maravilloso que es esto.

 ¡Gracias a Dios! Ciertamente somos materiales de construcción para la edificación de la morada espiritual de Dios. Si nosotros, en calidad de material de construcción, somos separados del edificio, seremos inútiles, y al mismo tiempo, la morada de Dios no podrá ser edificada sin nosotros, las piedras. Sin nosotros, las piedras, la morada de Dios tendrá agujeros y los ladrones podrán entrar en tal edificio. Puesto que yo soy material de construcción para la morada de Dios, Dios no puede avanzar sin mí.
Hermanos, tienen que comprender que somos el material de construcción que el Espíritu Santo utiliza para la edificación de la morada de Dios. Si usted está solo, perderá las riquezas divinas y no tendrá la capacidad de contener a Dios. Es imprescindible que usted esté unido a los hermanos y hermanas. Solamente así podrá contener a Dios. Un cubo de madera hecho para contener agua y transportarla, está hecho de piezas de madera. Si usted quita una de esas piezas, el balde ya no podrá contener agua. Ninguna de las piezas habrá sido alterada en cuanto a su naturaleza, pero habrá un cambio en cuanto a las riquezas que puedan contener. Cada una de las piezas de madera podrá ser empapada con un poco de agua, pero jamás podrá contener mucha agua, pues perderá todas las riquezas. Nosotros somos la casa de Dios, y en cuanto nos aislamos, perdemos todas las riquezas.

Hermanos y hermanas, hoy tal vez no puedan comprender esto con toda claridad. Pero poco a poco, lo comprenderán cada vez más claramente. En cuanto creen en el Señor, espontáneamente nace en ustedes la tendencia a tener contacto con los demás hijos de Dios. En ustedes existe el anhelo por buscar otros materiales, otras piedras. Ustedes deben hacer caso a su nueva naturaleza. No se aíslen de los demás al aferrarse a sus propios conceptos.

C. Llegamos a ser el Cuerpo de Cristo junto con todos los demás miembros

En tercer lugar, somos unidos a los demás en el Cuerpo de Cristo a fin de constituir un único Cuerpo. Nosotros constituimos el Cuerpo de Cristo. Efesios 4:4 nos dice que el Cuerpo es uno solo. En 1 Corintios 12:12 se nos dice que los miembros son muchos, pero que el Cuerpo es uno solo. Estos versículos nos muestran que es imposible para un cristiano ser individualista. Como miembro de la familia de Dios, es probable que yo sea una persona muy peculiar y es posible que no me comunique con todos los hermanos y hermanas. Siempre y cuando no surjan problemas entre mi padre y yo, puedo aislarme como un solitario hijo de Dios. Asimismo, como morada de Dios, aun cuando sea una piedra viva, me es posible permanecer aislado si no deseo ser edificado con los demás. Antes que Pedro se uniera a la iglesia, él era una piedra viva, pero hasta cierto punto era una piedra individual. Usted podría decir: “No me importa si esto implica que haya un agujero en el edificio. ¡Qué lo haya! Yo quiero ser un cristiano solitario”. Es posible que uno haga esto.

Sin embargo, además de ser una familia y un edificio, Dios afirma que somos un Cuerpo. 

Quizás usted sea un ojo, o una mano, o una pierna del cuerpo. Un ojo es
útil únicamente si está en la cabeza, pero si es puesto en una botella, tal ojo se tornará inútil. 

Una pierna es útil siempre y cuando forme parte del cuerpo; si está colgada en una habitación, tal pierna será inútil. Les ruego que nunca olviden que tanto el cuerpo como cada uno de sus miembros ejercen su función de esta manera. Ningún miembro puede permitirse estar separado de los otros miembros. Ellos participan de una relación indisoluble. Quizás alguien pueda argüir que puede separarse de la familia de Dios, y también de la morada de Dios. 

Pero le es imposible afirmar que puede separarse del Cuerpo de Cristo. Su oreja no puede declararse independiente simplemente porque está descontenta con los demás miembros. Asimismo, su mano no puede declararse independiente simplemente porque está descontenta con los demás miembros. Su pierna no puede decir: “Quiero que me dejen sola”. Ninguno de nosotros tiene otra opción que no sea la de permanecer unidos.

La vida que recibimos no nos permite ser personas individualistas o solitarias. El Señor no nos dio una vida independiente. Debemos recalcar este hecho: la vida que el Señor nos dio no es una vida que se caracterice por ser independiente. Por el contrario, la vida que hemos recibido es sustentada por la vida de otros miembros. Si hubiésemos recibido una vida independiente, podríamos vivir por nosotros mismos. Pero hemos recibido una vida que es dependiente y que nos obliga a depender de nuestros hermanos y hermanas, así como a ellos de nosotros.

Les pido que no olviden que un miembro jamás podrá permanecer firme por sí mismo. Una vez que está solo, le será imposible sobrevivir. Una vez que está aislado, pierde todas las riquezas, toda la vida. Si los santos y yo verdaderamente constituimos un solo Cuerpo, ya no podré ser un cristiano solitario. Esto ya debe haber quedado muy claro. La vida que hemos recibido exige que estemos unidos a los demás.

D. Todos los cristianos llegamos a ser una sola entidad al unirnos a otros cristianos
Espero que en cuanto usted llegue a ser un creyente, se una a otros cristianos. No sea un cristiano que permanezca solitario después de ocho o diez años de ser creyente. Una vez que usted llega a ser un cristiano, deberá comprender que la vida que Dios nos dio es una vida dependiente. Dios no nos ha dado una vida independiente. Debemos ser cristianos que están unidos a otros cristianos. Entre nosotros, ninguno está aislado. Todos los cristianos están unidos a otros cristianos.

Seguramente han escuchado que hay oficinas que están unidas a cierta empresa, o dependencias unidas a un ministerio, así como de individuos que pertenecen a un equipo de trabajo. Del mismo modo, todo cristiano está unido a otros cristianos. Todos están unidos entre sí. A los ojos de Dios, ningún cristiano tiene la fuerza para existir solo. Espero que ustedes estén unidos a otros desde el comienzo de su vida cristiana. Espero que usted sea un cristiano que viva uniéndose a muchos otros cristianos. Al hacer esto, recibirá el suministro, la edificación, el amor y la comunión.
Este es el motivo por el cual un cristiano tiene que unirse a la iglesia. (La frase unirse a la iglesia no es una expresión bíblica; sin embargo, la utilizamos para que los nuevos creyentes nos puedan comprender). No podemos existir como cristianos a puertas cerradas, tenemos que ser cristianos que están unidos a otros cristianos. Nosotros debemos relacionarnos con los demás; debiéramos ser como las lianas de las plantas trepadoras, es decir, siempre unidos a otros. Como cristianos, debemos unirnos a otros cristianos.

II. A QUÉ IGLESIA DEBEMOS UNIRNOS

Debemos unirnos a la iglesia. Pero hay tantas iglesias, ¿a cuál debemos unirnos? Si bien es cierto que algunos de los nuevos creyentes han escuchado el evangelio a través de usted y han sido salvos por medio de usted, los más reflexivos entre ellos no aceptarán su iglesia automáticamente por el mero hecho de que usted los trajo al Señor. Ellos reflexionarán sobre este asunto y querrán saber a cuál iglesia, de las tantas que existen, deberían unirse.

A. Las diferencias que existen entre las muchas clases de iglesias

La historia de la iglesia es muy extensa, abarca más de dos mil años. A lo largo de diversas épocas ha surgido una gran diversidad de iglesias. Esto ha dado como resultado que surjan diferencias a causa de la diversidad de épocas. Asimismo, las iglesias se han establecido en diversos lugares, lo cual hace surgir diferencias determinadas por la geografía. Además, las iglesias también fueron establecidas por medio de diversos siervos de Dios, lo cual ha resultado en diferencias basadas en personas. De esta manera, podemos ver tres diferencias que hay entre las iglesias, que son basadas en la época, el lugar o las personas. Y esto no es todo. 

Debido a que la Biblia contiene muchas doctrinas, algunos han establecido iglesias al recalcar cierta doctrina en particular, mientras que otros han establecido otras iglesias al hacer énfasis en otras doctrinas. Como resultado, la diversidad de énfasis en cuanto a ciertas doctrinas ha hecho que también surjan diversas iglesias. Cuando surge cierta necesidad en determinado lugar, surgen ciertos individuos enfatizando una determinada enseñanza. Como consecuencia, se produce una determinada iglesia. Así pues, aquello que se recalcó, se convierte en la base para formar una iglesia.

Los diversos factores mencionados en el párrafo anterior han llevado a la formación de muchas iglesias. ¿Cuántas iglesias diferentes hay en el mundo hoy? Existen más de mil quinientas clases de iglesias diferentes, y esto es únicamente tomando en cuenta las iglesias más ortodoxas o mejor establecidas. Además, esta cifra sólo refleja la diversidad de sistemas eclesiales, y no toma en cuenta las diversas congregaciones locales afiliadas a un mismo sistema. Así pues, si consideramos a los anglicanos, presbiterianos, metodistas y otros grupos estables como una iglesia cada uno, habrá cerca de mil quinientas iglesias. 

Hermanos, cuando yo me pongo en su lugar, ¡comprendo bien por qué no es tarea fácil escoger entre mil quinientas iglesias!

Puesto que hay tantas iglesias y existe tanta confusión, ¿existirá un camino correcto que podamos tomar delante del Señor? ¡Gracias a Dios, sí hay un camino! Todavía podemos contar con la Palabra de Dios, leerla y descubrir qué es lo que Dios tiene que decir al respecto. Gracias a Dios que la Biblia nos ha mostrado a qué iglesia debemos unirnos. Dios no nos ha dejado en la oscuridad.

B. Los motivos por los cuales existen diversas iglesias

1. Lugares diferentes

Examinemos en detalle las divisiones que hay en la iglesia. Algunas de ellas surgieron a causa de la diversidad de localidades. Por ejemplo, la Iglesia Anglicana es en realidad la iglesia de Inglaterra. La palabra anglicana quiere decir “procedente de Inglaterra” y, de hecho, esta iglesia es la iglesia oficial de Inglaterra. Pero cuando se extendió de Inglaterra a los Estados Unidos, se convirtió en la Iglesia Episcopal o la Iglesia de Inglaterra en los Estados Unidos. Cuando esta iglesia llegó a China, se convirtió en la Iglesia de Inglaterra en China. Además, cuando la Iglesia de Inglaterra en los Estados Unidos se extendió a China, se convirtió en la Iglesia de Inglaterra de los Estados Unidos en China. Como resultado, tenemos la Iglesia Anglicana China Estadounidense”. ¡Qué enredo es este!

Examinen el caso de la Iglesia Católica. La Iglesia Católica es, en realidad, la Iglesia de Roma. Nosotros que vivimos en Shanghái, ¿qué tenemos que ver con la Iglesia de Roma? Es incorrecto que la Iglesia de Roma establezca iglesias en otros lugares. Ello implica una confusión de localidades. ¿Qué está haciendo la Iglesia Anglicana en los Estados Unidos? ¿Qué está haciendo la Iglesia Estadounidense en China? ¿Qué está haciendo la Iglesia Romana en Shanghái? ¿Qué está haciendo la Iglesia de Shanghái en Fuzhou? Todas las iglesias fundadas sobre la base de un lugar, a la larga se hacen una confusión.

2. Épocas diferentes

Eso no es todo. Muchas iglesias están divididas por causa de las diversas épocas. Las diferentes iglesias que existen fueron establecidas en épocas diferentes. Tomen en cuenta lo que sucedió en China: En primera instancia, fueron los nestorianos quienes establecieron sus iglesias en la época de la dinastía Tang cuando evangelizaron China. Los nestorianos eran cristianos que vinieron a China a predicar el evangelio cuando imperaba la dinastía Tang. La Iglesia Católica Romana vino desde el occidente a establecer iglesias cuando la dinastía Ming gobernaba China. 

Así pues, las iglesias establecidas en la época en que gobernaba la dinastía Tang no podían unirse a las iglesias establecidas en la época de la dinastía Ming, debido a que se trataba de iglesias establecidas durante épocas distintas. Cuando los protestantes llegaron a China durante la dinastía Ching, ellos también establecieron más iglesias. Ahora tenemos las iglesias de la dinastía Tang, las iglesias de la dinastía Ming y las iglesias de la dinastía Ching. 

La Asamblea de los Hermanos llegó a China después de la formación de la república. Ahora contamos con otro grupo grande: la Asamblea de los Hermanos, además de los nestorianos, los católicos romanos y los protestantes. La Asamblea de los Hermanos constituye otro grupo de personas que estableció otra iglesia. Muchas de estas iglesias surgieron a raíz de la diversidad de épocas que les tocó existir. Así pues, en este caso podemos ver que las iglesias se dividieron no solamente basados en la localidad de la que procedían; sino que aun cuando todos los cristianos procedían del mismo lugar, por el hecho de que las iglesias se establecieran durante épocas diferentes también podía llegar a constituir un factor de división.

3. Personas diferentes

Eso no es todo. A lo largo de la historia de la iglesia también se suscitaron divisiones basadas en las personas. La iglesia fundada por John Wesley se convirtió en la Iglesia Wesleyana. La iglesia establecida por Martín Lutero llegó a ser la Iglesia Luterana. Así, la iglesia llegó a dividirse por causa de las diferentes personas. Existe una denominación wesleyana así como una denominación luterana. Todos estos grupos se dividieron según las personas.

4. Se recalcan diferentes verdades

Algunas divisiones están basadas en las diferentes verdades sobre las cuales se pone énfasis. Aquellos que recalcan la doctrina de la justificación por la fe son llamados la Iglesia de la Justificación por la Fe (por ejemplo, la Iglesia Luterana). Aquellos que recalcan la santidad han llegado a ser la Iglesia de la Santidad. Los que ponen más énfasis en el Espíritu Santo son conocidos como la Iglesia Pentecostal. Quienes recalcan los milagros apostólicos son llamados la Iglesia de la fe Apostólica. Los que recalcan la independencia de las congregaciones locales, son llamados la Iglesia Congregacional. 

Quienes enfatizan la administración del presbiterio y creen en la sucesión de la autoridad apostólica a través de los ancianos, son conocidos como la Iglesia Presbiteriana. Los que afirman que la sucesión de la autoridad apostólica ocurre a través de los obispos, son llamados la Iglesia de los Obispos. Ellos tienen un obispo para cada iglesia. Aquellos que recalcan el bautismo por inmersión se han convertido en la Iglesia Bautista. Aquellos que vinieron de la ciudad inglesa de Bath, son llamados la Congregación de Bath. Esta clase de congregación existe en Cantón. Incluso entre aquellos que creen en la justificación por la fe existen divisiones, pues aquellos que vinieron de Alemania, son llamados luteranos, mientras que los que proceden de Holanda son llamados la Iglesia Holandesa Reformada. 

Así pues, vemos que entre las iglesias alrededor del mundo existen diferencias de todo tipo. Cada iglesia tiene su propia historia y doctrina. En medio de tal confusión, ¿qué camino deberíamos tomar? Realmente es difícil encontrar una iglesia a la cual unirnos en nuestra localidad.

III. LO ÚNICO QUE DIFERENCIA A LAS IGLESIAS ES LA LOCALIDAD EN LA QUE SE ENCUENTRAN

¿Habrá manera de que nosotros salgamos de semejante situación? ¡Sí! La Biblia es muy sencilla y clara con respecto a la verdad acerca de la iglesia y está muy lejos de ser confusa al respecto. Basta con considerar unos cuantos versículos. Las palabras con las que comienzan muchas epístolas, como por ejemplo Hechos o Apocalipsis, consisten en expresiones tales como la iglesia que está en Roma, la iglesia que está en Jerusalén, la iglesia en Corinto, la iglesia en Filipos, la iglesia en Éfeso, la iglesia que está en Colosas, y así por el estilo. En aquel entonces había muchas iglesias. En el libro de Hechos se menciona la iglesia en Antioquía y en el libro de Apocalipsis se mencionan siete iglesias. Es indudable que existían diferencias entre las iglesias mencionadas en la Biblia, pero se hizo una única distinción entre ellas. ¿En qué consistía tal distinción? Ustedes mismos saben la respuesta porque se encuentra claramente señalada.
Algunas doctrinas bíblicas poseen dos facetas y es posible que nos resulte difícil saber cuál aspecto debemos aplicar. Pero si una determinada verdad tiene una sola faceta y, aun así usted yerra al respecto, esto será indicio de que usted es muy necio y está ciego. Algunos pasajes bíblicos, por ejemplo, afirman que la justificación es por la fe, mientras que otros sostienen que la justificación es mediante las obras. Tenemos, por un lado, el libro de Romanos y, por otro, la Epístola de Jacobo (o Santiago). Uno puede hallar justificación por estar confundido al respecto. Pero con respecto a la iglesia, existe un único camino. 

Simplemente no hay justificación para que alguien esté confundido al respecto. Corinto es una localidad, al igual que lo son Éfeso, Colosas, Roma y Filipos. Todas ellas son localidades. En otras palabras, la iglesia puede estar dividida únicamente por las localidades y ninguna otra cosa más. ¿Entendemos claramente esto? Corinto, Éfeso y Colosas son ciudades. Por tanto, los límites de la iglesia son los límites de la ciudad o la localidad.

A. Todo lo que sea menor que la localidad no es la iglesia

Independientemente de cuán grande sea una iglesia, ésta no puede extenderse más allá de los límites de su localidad. Al mismo tiempo, no importa cuán pequeña sea una iglesia, no puede tomar nada menos que su localidad como su unidad. Si los límites de una iglesia son más reducidos que los de su localidad, ella no puede ser considerada la iglesia de esa localidad. Igualmente, si los límites de una iglesia sobrepasan los límites de su localidad, deja de ser la iglesia de esa localidad. 

¿Qué puede ser más reducido que una localidad? Por ejemplo, en la iglesia de Corinto algunos decían: “Yo soy ... de Cefas”. Y otros decían: “Yo soy de Pablo”, o “Yo soy ... de Apolos”, o “Yo soy ... de Cristo” (1 Co. 1:12). Ellos habían dividido la iglesia de Corinto en cuatro secciones. Esto equivale a hacer a la iglesia demasiado pequeña. Por tanto, Pablo les dijo que ellos causaban división y eran sectarios. El primer capítulo de 1 Corintios nos muestra que es incorrecto que una iglesia sea más pequeña que la localidad. ¿Era Pablo bueno? ¡Sí! ¿Era Apolos bueno? ¡Sí! ¿Era Pedro bueno? ¡Sí! Pero era erróneo dividir a la iglesia en función de tales personas. La iglesia se divide según las localidades, no según los apóstoles. Pablo afirmó que dividir a la iglesia en función de los apóstoles es ser divisivos, ser sectarios y ser carnales. Dividir la iglesia de esta forma es el camino que han tomado las denominaciones.

B. Los límites de la iglesia no pueden exceder los de su localidad

También es erróneo que una iglesia exceda los límites de su localidad. Les pido que lean lo que dice su Biblia al respecto. La Biblia habla de: “Las iglesias de Galacia” (1 Co. 16:1), “las iglesias de Asia” (v. 19) y “las iglesias de Judea” (Gá. 1:22). En Judea había muchas localidades con iglesias en ellas. Por eso nos referimos a ellas como “las iglesias” de Judea. Vemos esto en Hechos. En el libro de Gálatas, se mencionan “las iglesias de Galacia”. En Apocalipsis 1:4 vemos “las ... iglesias que están en Asia”. Después de leer estos pasajes de la Escritura, deberíamos comprender claramente lo que dice la Biblia al respecto. Ninguna iglesia debe exceder los límites de su localidad. Galacia era una provincia del Imperio Romano, por tanto, no era una localidad sino una región. Es por eso que la Biblia no dice: “la iglesia de Galacia”, sino: “las iglesias de Galacia”. Había muchas iglesias en Galacia. Es por ello que se usa la expresión iglesias, en plural, en lugar de la expresión iglesia, en singular. Por tanto, es erróneo que una iglesia exceda los límites de su localidad.

La Biblia no dice: “la iglesia de Asia”, sino: “las siete iglesias que están en Asia”. Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea eran, todas ellas, localidades de Asia. Estos siete lugares no se convirtieron en una iglesia unida, sino que permanecieron como siete iglesias en Asia. Es incorrecto que una iglesia exceda los límites de su localidad. Estas siete iglesias no se convirtieron en una iglesia gigante. Podemos considerar que también se encontraban bajo el mismo principio “las iglesias de Judea”, puesto que en aquel tiempo Judea era una provincia de Roma. Inicialmente, Judea era una nación. Más tarde, se convirtió en una provincia. En la provincia de Judea, había muchas localidades con sus respectivas iglesias. 

Estas iglesias no podían combinarse a fin de conformar una sola iglesia.
Tenemos que comprender que el Señor ha dispuesto que solamente exista “la iglesia en Fuzhou”; no puede existir “la iglesia XXX en Fuzhou”. Esto implicaría que la iglesia ha tomado límites más reducidos que la localidad. Tampoco se puede permitir que alguien decida unir a todas las iglesias de la provincia de Fukien y hacer de ellas una sola iglesia. Únicamente podemos tener a “las iglesias en Fukien”, no “la iglesia en Fukien”, pues eso sería hacer que la iglesia excediese los límites de su localidad.

C. La iglesia debe llevar únicamente el nombre de su localidad
Hermanos, tenemos que comprender claramente que la iglesia no puede llevar el nombre de una persona, cierta doctrina, algún sistema o su lugar de origen. Debiéramos poder identificar a una iglesia únicamente por el nombre de la localidad, y no por el nombre de su lugar de origen. Solamente debiera existir “la Iglesia en Fuzhou”, nunca debiera existir “la Iglesia de Shanghái en Fuzhou”. No es posible tener la Iglesia Romana en Shanghái. La Iglesia Romana tiene que regresar a Roma. Si algunos creyentes de la Iglesia Romana vienen a Shanghái, ellos pueden formar parte de la iglesia en Shanghái, pero no pueden establecer una Iglesia Romana en Shanghái.

 Ellos no pueden traer consigo su lugar de origen. La Iglesia Anglicana debiera regresar a Inglaterra y los creyentes anglicanos que vinieron a Shanghái debieran conformar la iglesia en Shanghái; ellos no debieran traer la Iglesia Anglicana a Shanghái, pues la iglesia únicamente puede ser una entidad local. En Su palabra, Dios ha dispuesto que la iglesia debe ser dividida únicamente por localidades y no por nacionalidades. No debiera existir una Iglesia China o una Iglesia Anglicana. Solamente puede existir la iglesia que está en Londres y la iglesia que está en Shanghái. Estas son únicamente localidades. Las iglesias se basan en localidades, no en nacionalidades. En la Biblia no hay tal cosa como la Iglesia de Cristo en China.

No debieran hacerse distinciones de personas, nacionalidades o doctrinas. La palabra de Dios permite únicamente una clase de distinción: la distinción basada en la localidad. En cualquier lugar que uno se encuentre, uno es miembro únicamente de la iglesia en esa localidad. Si uno desea cambiar de iglesia, deberá cambiar de localidad. Si yo estoy en Fuzhou y no me llevo bien con un hermano allí, existe una sola manera de dejar la iglesia en Fuzhou: tengo que dejar Fuzhou. Dios únicamente reconoce las diferencias en cuanto a la localidad; Él no reconoce ninguna otra diferencia. Espero que, por la misericordia de Dios, ustedes comprendan que solamente existe una iglesia y que esta iglesia es local.

IV. CÓMO UNIRSE A LA IGLESIA

Por último, ¿cómo nos unimos a la iglesia? La Biblia no habla acerca de unirse a la iglesia. El hecho de que la Biblia no hable de eso, invalida de por sí la expresión unirse a la iglesia. Sin embargo, nos vemos obligados a prestarnos expresiones humanas como ésta. A falta de una mejor expresión, seguiremos valiéndonos de la expresión unirse a la iglesia.

A. “Unirse a la iglesia” no solamente es algo innecesario, sino que es algo imposible
Tenemos que comprender que la Biblia nunca habla acerca de unirse a la iglesia. Es imposible unirse a la iglesia. Es como si una oreja quisiera decidir unirse al cuerpo y ser una oreja. Ni el mejor de los cirujanos puede hacer esto. Nadie puede unirse a la iglesia. Si usted está adentro, está adentro; si no está adentro, simplemente no lo está. Formar parte de la iglesia no quiere decir que uno haya pasado un examen a fin de ser un miembro de la iglesia. 

Si una persona desea “unirse” a la iglesia, primero tiene que formar parte de ella.

Si alguno, por la misericordia de Dios, ve algo con respecto al pecado y la sangre de Cristo y, a raíz de ello, recibe de parte de Dios la salvación, el perdón y una nueva vida habiendo sido regenerado por la resurrección de Cristo, entonces, Dios ya puso a tal persona en la iglesia. 

Ella ya forma parte de la iglesia, ya está dentro de la iglesia y no hay necesidad de que se una a la misma. Ciertas personas todavía piensan que se pueden unir a una iglesia. Pero si existe una iglesia a la que uno pueda unirse, entonces, ciertamente no se trata de la iglesia auténtica. Es posible unirse a tal iglesia porque es una iglesia falsa. Si fuera la iglesia genuina, nadie podría unirse a ella aun cuando se esforzara por hacerlo. Siempre y cuando usted pertenezca al Señor y haya sido engendrado por Él, ya forma parte de la iglesia y no es necesario que se una a ella.

Por tanto, no solamente no es necesario, sino que además, es imposible que uno se una a la iglesia. No es posible unirse a la iglesia aun cuando uno intente hacerlo. De cualquier modo, si uno ya forma parte de la iglesia, no es necesario que se una a ella. Aquellos que ya están en la iglesia, no necesitan unirse a ella. Aquellos que desean unirse a la iglesia, no están en ella ni pueden unirse a ella. De esto se trata la iglesia. La iglesia es una institución muy peculiar. En realidad, la cuestión estriba en si usted ha nacido de Dios o no. Si ha nacido de Dios, ya forma parte de la iglesia. Si usted no ha nacido de Dios, no puede unirse a la iglesia aunque lo intente. No es posible unirse a una iglesia por medio de firmar un documento, pasar un examen, redactar sus resoluciones o simplemente tomar la decisión de hacerlo. Si usted ha nacido de Dios, ya forma parte de la iglesia. Damos gracias a Dios que todos nosotros formamos parte de la iglesia y no necesitamos unirnos a ella.
B. Es necesario que procuremos tener comunión en la iglesia

Si este es el caso, ¿por qué estamos diciéndole que se una a la iglesia? Simplemente nos hemos prestado una expresión a fin de poder comprender este punto. Usted ya es miembro de la iglesia. Si bien es cierto que Dios ya lo salvó, también es cierto que usted vive rodeado de otros seres humanos. Algunos de ellos tal vez no lo conozcan. Los hermanos tal vez no lo reconozcan. La fe es algo que surge en nuestro interior y nadie más sabe al respecto. Es por ello que debemos procurar tener comunión. Tenemos que ir a la iglesia y decirle a los demás: “Yo soy un cristiano, les ruego me reciban como tal”.

Si mi padre es chino, yo no tengo que hacerme chino, pues ya lo soy. Si soy un creyente pero la iglesia no me conoce, puedo ir a la iglesia y decir: “Ustedes no me conocen, pero yo soy un cristiano. Les ruego me permitan participar de vuestra comunión. Recíbanme como uno de vosotros”. Cuando los hermanos se percaten de que usted es verdaderamente uno de ellos, ellos tendrán comunión con usted. Esto es lo que significa unirse a la iglesia.

Usted ya es una persona que está en Cristo. Ahora debe procurar tener comunión con los hijos de Dios. Debe procurar la comunión de los miembros, la comunión del Cuerpo, y aprender a servir debidamente a Dios en la iglesia. Una vez que los ojos de su entendimiento le hayan sido abiertos para comprender esto, gracias al Señor, usted habrá dado otro paso adelante.

Por COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO Featuring W.N. Ministries.

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