lunes, 7 de marzo de 2011

LA VIGENCIA DE LOS APOSTOLES ¿QUE DICE LA BIBLIA? P8


Analicemos un poco más porque no es posible el surgimiento de apóstoles con la autoridad y revelación que si tuvieron los apóstoles del Señor Jesús ya que después de la muerte de Juan el apóstol cerca del año 100 después de Cristo, Cristo mismo no estableció nuevos apóstoles. 

En el Libro de los Hechos capitulo 1 versículo 21 leemos lo siguiente: 

“Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado junto con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección”  

En este pasaje se establece el criterio y los requerimientos para el apostolado, los cuales eran haber sido testigo ocular del ministerio de Jesús desde que fue bautizado en el río Jordan hasta su traslado al cielo, además de eso debía ser testigo ocular de de su muerte y de su resurrección, una aplicación clara de la exigencia y del cumplimiento de estos requisitos la podemos ver en la vida del apóstol Pablo que siempre defendió su apostolado dando testimonio de haber visto a Jesús personalmente y no solamente esto sino de haber aprendido el evangelio por instrucción (revelación) directa de parte del Señor Jesús:

1Cor 9:1 “¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No soy vosotros mi obra en el Señor?

Galatas 1:11 “Mas os hago saber hermanos, que el evangelio anunciado por mi no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” 

En la actualidad nadie puede decir que lo que aprendió del evangelio se lo predico o enseño directamente el Señor Jesús. Sin embargo los apóstoles del Señor, tuvieron un aprendizaje directo, aquellos que se sentaron a los pies de Jesús por 3 años y luego Pablo quien no pudo aprender en el ministerio terrenal del Señor, no obstante, el tuvo instrucción directa del evangelio al igual que los demás. 

Pero para no dejar nada a la duda una pregunta muy valida es la siguiente: ¿Por qué a Jacobo el hermano del Señor se le llama apóstol en Gálatas 1:19 y también a Bernabé entre otros?

Aquí necesitamos hacer una distinción muy importante entre los apóstoles del Señor Jesús y los otros apóstoles, ya que en sentido general un apóstol (gr. apostolos) es alguien enviado como representante con autoridad y responsable ante el que lo envía.

En ese sentido los 12 apóstoles del N.T. fueron escogidos y enviados por Cristo para una misión específica y con su autoridad (Mt 10:1–14; 16:19; 28:18–20; Jn 15:16; 20:21–23; Hch 1:8; 9:1–22; 10:41–42).

La misión de ellos consistía principalmente en evangelizar, discipular a los convertidos, entrenar líderes y establecer y administrar iglesias locales (cp. Hch 2:14–28:31). Y en el caso de los otros apóstoles la palabra para apóstol es usada en un sentido general como “mensajero” (2 Co 8:23; Flp 2:25). 

No hay duda entonces que la capacidad para establecer doctrina, solamente fue dada una sola vez a aquellos quienes recibieron la revelación y la inspiración del Espíritu Santo para comunicar la verdad infalible de Dios, es decir las Escrituras.

Esta comisión de establecer el fundamento doctrinal fue limitada solamente a los apóstoles que Jesús escogió directamente o que eran escogidos bajo los estrictos requisitos que ya comentamos. 

En el nuevo diccionario de Teología de Fegurson leemos lo siguiente: 

“Ya que los apóstoles (excepto en el sentido de los delegados de las iglesias) fueron testigos de la resurrección y formularon el fundamento de la iglesia, resulta que su puesto era un fenómeno de la primera generación y que no podía repetirse; no tuvieron sucesores, y en principio no puede haberlos. No obstante, la iglesia puede y tiene que ser apostólica todavía, en el sentido que tiene que vivir de acuerdo con su enseñanza contenida en las Escrituras del Nuevo Testamento, y tiene que seguir su ejemplo de sufrir con su Señor.

….John Wesley declaro: “Algunos grupos episcopales tienen dirigentes que se nombran apóstoles a si mismos, pero también ellos no dejan de reconocer que el apostolado se asocia con ser testigos originales de la resurrección” (Fegurson, Wright, Packer. Nuevo Diccionario De Teología, CBP, Págs. 86 y 87) 

Es contundente entonces tanto por el testimonio y enseñanza de la Biblia como de una gran cantidad de autores cristianos que prácticamente en todos los periodos de la iglesia se ha considerado el tema y se concluye que los apóstoles originales son insustituibles, que una vez que se cumplió su ministerio, este se ha perpetuado en la iglesia, y la iglesia actualmente continua bajo la autoridad de los apóstoles y profetas originales. 

Con respecto a los profetas del Antiguo Testamento muchas profecías se han cumplido y en el día de hoy son históricas, otras están en cumplimiento o se cumplirán en un futuro inmediato por lo tanto los profetas originales aun están vigentes, de igual manera ocurre con los apóstoles, hombres inspirados para establecer en Cristo el fundamento de la iglesia, sus escritos inspirados no caducan porque es la Palabra de Dios por ende aun están vigentes y son irremplazables. 

Cuando el Nuevo Testamento usa el término profeta, no lo usa de la misma manera que se usó en el Antiguo Testamento, y lo sabemos por varias razones: Lucas  16:16 establece que la Ley y los profetas fueron hasta Juan el Bautista, el fue la última figura similar al profeta del Antiguo Testamento y fue más bien una figura transitoria. 

Luego podemos ver claramente que 1 de Corintios 14:29-30 dice: “Y que dos o tres  profetas  hablen,  y  los  demás  juzguen”. Pero si a otro que está sentado le es revelado  algo,  el  primero  calle”.  

La  idea aquí es que no hay duda que un profeta del Nuevo Testamento es posible pero lo que dice debe ser comprobado por otros profetas que estén en la congregación o por las mismas personas de la congregación de ahí que se dice que si dos o tres profetas hablan que los demás juzguen; en otras palabras, se discierna lo revelado, como podemos ver no existe la infalibilidad como la revelación del profeta del Antiguo Testamento, donde no se instruye a juzgar lo que se dijo, sino simplemente a esperar que lo que dice sea cierto o no sea cierto, si era cierto el Señor había hablado por el, pero sino no era cierto debía morir, eso nos muestras que lo que él decía era incuestionable porque era Palabra de Dios.

Según Deuteronomio 18: 20-22 si un profeta hablaba algo que no se cumpliera, eso lo calificaría de falso profeta: “Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá.”Y si dices en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que el SEÑOR no ha hablado?” Cuando un profeta hable en el nombre del SEÑOR, si la cosa no acontece ni se cumple, ésa es la palabra que el SEÑOR no ha hablado; con presunción la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él”. 

Como esta infalibilidad profética no existía en el Nuevo Testamento, obviamente cuando se traía alguna revelación tenía que ser juzgada por los demás. De ahí una vez más la expresión “que los demás juzguen”, podemos ver claramente entonces que el don de profetizar del que se habla en el Nuevo Testamento no es equivalente al oficio infalible del profeta del Antiguo Testamento. 

Hoy en día muchos se la pasan profetizando cosas que nunca se cumplen, pero nadie les llama la atención, ni nadie le da seguimiento a sus profecías. Todo esto no implica que Dios no pueda traer una revelación a través de alguien pero eso no lo constituye en profeta.  Obviamente esta revelación nueva no puede ser doctrinal porque en ese caso tendríamos que actualizar la Biblia continuamente. 

En contraste con los verdaderos el movimiento apostólico y profético del día de hoy no es otra cosa que algo bien orquestado para servirse de la iglesia tomando control de ella, como si eso fuera posible y es algo demoniaco porque lleva el asunto a extremos extrabíblicos. 

Por COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO

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