"Reconcíliate primero con tu hermano".
El amor de Dios es algo más que una simple negación; es un principio de vida positivo y eficaz, una fuente viva que corre eternamente para beneficiar a otros en el amor de Cristo. Si el amor de Cristo mora en nosotros, mis hermanos no sólo no abrigaremos odio alguno hacia nuestros semejantes, esto es fundamental, sino que trataremos de manifestarles todo nuestro amor de toda manera posible.
Dice Jesús en la biblia: "Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda",
Las ofrendas de sacrificio de todas las epocas expresaban que el dador creía que por Cristo había llegado a participar de la gracia del amor de Dios. Pero el que expresara fe en el amor perdonador de Dios y al mismo tiempo cultivase un espíritu de animosidad, estaría tan sólo representando una farsa.
Cuando alguien que profesa servir a Dios en el cuerpo de Cristo, y pues perjudica a un hermano suyo, calumnia el carácter de Dios ante ese hermano, y para reconciliarse con Dios debe confesar el daño causado y reconocer su pecado.
Puede ser que nuestro hermano quiza nos haya causado un perjuicio aún más grave que el que nosotros le produjimos, pero jamas esto no disminuye nuestra responsabilidad.
Por tanto, si cuando nosotros nos presentamos ante Dios nos acordamos ahi que otra persona tiene algo contra nosotros por alguna circunstancia, pues debemos dejar en ese instante nuestra ofrenda de oración, servicio, gratitud o buena voluntad, y tenemos que ir al hermano con quien discrepamos en el punto y confesar humildemente nuestro pecado y pedir perdón como testimonio de la Fe en Jesus.
Si hemos defraudado, perjurado o perjudicado en algo a nuestro hermano en la fe debemos repararlo ya. Si hemos dado falso testimonio sin saberlo, y si hemos repetido equivocadamente sus palabras, y si hemos afectado su influencia de cualquier manera que sea, debemos ir a las personas con quienes hemos hablado de él, y retractarnos de todos nuestros dichos perjudiciales eso es lo que nos manda la BIBLIA.
Si las dificultades entre hermanos no se manifestaran a otros en murmuracion, chisme, habladuria, sino que se resolvieran francamente entre ellos mismos como nos manda Mateo 18: 15-21, con espíritu de amor cristiano, ¡cuánto mal se evitaría Señores! ¡Hermanos cuántas raíces de amargura que contaminan a muchos quedarían destruidas, y con cuánta fuerza y ternura se unirían los seguidores de Cristo en su amor!
Por COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO
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