miércoles, 26 de octubre de 2011

EVANGELIC@S DE DOBLE ANIMO DUDAS Y FALTA DE FE

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.  Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.  Sant. 4: 8.

El Señor tiene mucha paciencia con los hombres, y cuando manifiestan la determinación de seguir su propio juicio, les permite que lo hagan.  He visto por medio de la experiencia, la debilidad y la ignorancia del hombre caído, aun en su mejor condición.  A medida que el hombre profundiza su estudio, para conocer mejor la voluntad y los caminos del Señor, percibe con más claridad su propia ignorancia, con lo que pone de manifiesto que está progresando.


Cuanto más cerca vive el cristiano de Dios, más luz divina penetra en su mente. Tiene más conciencia de su propia pequeñez, discierne sus defectos de carácter y ve sus obligaciones tal como Dios se las presenta.  Cuanto más cerca esté de Jesús, más clara y nítida será la impresión de sus propios defectos, que antes ni siquiera percibía, y entonces verá la necesidad de humillarse a sí mismo bajo la poderosa mano de Dios.  Si se eleva, no será porque él mismo se está elevando, sino porque el Señor lo exalta.  Con sus ojos fijos en la pureza y la perfección de Cristo Jesús, al reconocer y obedecer a Dios en todos sus caminos, no estará ciego a sus propias faltas e imperfecciones.   

Aunque su conducta a los ojos de los hombres sea sin tacha e irreprochable, Dios lee las intenciones y los propósitos del corazón.

La humildad cristiana es un don maravilloso, un antídoto eficaz contra la apostasía de Satanás, que está lleno de ambición impía y de todo engaño que puede idear.  La gracia de la humildad otorgada por medio de Cristo Jesús, inducirá al hombre imperfecto a descubrir sus imperfecciones, y a prepararlo para participar de la herencia de los santos, donde Dios es todo y está en todo. . .

¿No ha reprobado el Señor su conducta?. . . Se le han confiado dones que pueden mejorar muchísimo y resultar eficaces bajo la disciplina de Dios.  Entonces su justicia irá delante de usted, y la gloria del Señor será su retaguardia.  "Separados de mí -dice Cristo-,  nada podéis hacer"  (Juan 15: 5). Si rechaza su consejo, entonces estará en peligro


EL PELIGRO DE LA DUPLICIDAD

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Sant. 1: 8.


Hay quienes están dispuestos a servir a Cristo con tal de que se puedan servir a sí mismos también.  Pero esto no puede ser. El Señor no acepta cobardes en su ejército. No puede haber nada que debilite. Los seguidores de Cristo deben estar listos para servir en todo momento y de todas las maneras requeridas. Dios sólo aceptará hombres que sean de corazón leal, de mente equilibrada y cabales.

"El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama" (Mat. 12: 30).


Muchos han tratado de ser neutrales en medio de la crisis, pero han fallado en su propósito.  Nadie se puede mantener en terreno neutral. Los que traten de hacerlo cumplirán las palabras de Cristo: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mat. 6: 24). Los que comienzan su vida cristiana a medias, no importa qué intenciones tengan, se encontrarán finalmente de parte del enemigo.


Los hombres y las mujeres de doblado ánimo son los mejores aliados de Satanás. No importa cuán favorable sea la opinión que tengan de sí mismos, su influencia será debilitante. Todos los que son leales a Dios y a la verdad deben mantenerse firmemente de parte de lo recto porque es recto.  Unirse en yugo con los que carecen de consagración y a la vez ser leales a la verdad, es sencillamente imposible. 

No nos podemos unir con los que se sirven a sí mismos, con los que ponen en práctica planes mundanos, sin perder nuestra relación con el Consejero celestial nuestro Señor Jesucristo.  Podemos recuperarnos de las trampas del enemigo, en los casos donde lamentablemente se hallan unido en estos yugos, pero saldremos magullados y heridos, y nuestra experiencia se empequeñecerá. "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?  Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Sant. 4: 4).


"El que ama su vida, la perderá" (Juan 12: 25). Cuando el hombre pierde el escudo de una buena conciencia, sabe que ha perdido la colaboración de los ángeles celestiales. Dios no obra en él. Otro espíritu lo inspira. Y ser apóstata, traidor a la causa de Dios, es peor que la muerte: Implica una gran baja en el camino a la vida eterna "Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución").

Por COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO

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