Permítanme mostrarles cuán importante es la quietud para el creyente:
- Es mejor la quietud que la abundancia de bienes terrenales; Prov.17:1 "Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones".
- Quien valore justamente la quietud estará dispuesto a renunciar a la abundancia de bienes, cuando para poseerlos se requiera el exagerado trabajo y la aflicción de espíritu. Ecl.4:6 dice: "Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu". Estaremos contentos con poco si entendemos que el tener más nos quita la paz. A muchos, el deseo por las riquezas no los deja dormir. Se pasan la noche en vela calculando, pensando cómo conseguirán esto o aquello, porque su meta es las riquezas. Ellos no conocen el valor de la quietud.
- Si amamos la quietud, oraremos. "Para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad" se nos manda orar por los gobernantes (1 Tim.2:2). Como es obvio, esa quietud y reposo no es algo que se consigue en la botica, no es de facturación humana; como todo don perfecto desciende de lo alto, por eso debemos orar a Dios. (Job.34:29).
- Y la mujer que en verdad valora la quietud, el sosiego, en lugar de afanarse por lucir los vestidos lujosos y los peinados ostentosos, se ocupará en cultivar "un espíritu manso y apacible, que es de grande valor delante de Dios" (1 Ped.3:4). Sin embargo, a causa de una pobre condición espiritual, notamos que más piropos recibe el vestido lujoso o el peinado ostentoso que la mujer que es de espíritu manso y apacible. La quietud es de gran estima delante de Dios. Estemos quietos para agradar a Dios.
- Y ocuparos en vuestros propios asuntos". La palabra "propios" le da el sentido apropiado a esta amonestación apostólica, porque se trata -en verdad- de una reprensión a fin de que no nos metamos en los asuntos ajenos. En su segunda carta a ellos el apóstol tuvo que ser más específico, porque tal parece que el mal no fue corregido y algunos de ellos seguían entrometiéndose en lo ajeno (2 Tes.3:11). Muchas veces, a causa de estarse metiendo en lo ajeno, algunos padecen, pero eso es, en verdad, vergonzoso, eso no es padecer por Cristo.
- El apóstol Pedro amonesta que "ninguno de vosotros padezca...por entrometerse en lo ajeno" (1 Ped.4:15). Se nos manda aquí a concentrarnos en nuestros propios asuntos. Hay quienes discutirán y reclamarán su derecho a meter la cuchara en los asuntos de otros, porque se consideran a sí mismos maestros, pero aquí hay una reprensión contra tal actitud. ¡Ocúpese en sus propios asuntos! ¡No se meta en lo ajeno!
- "y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado". Hermanos: No le tengamos miedo al trabajo. Cuando Dios hubo creado al primer hombre "lo puso en el huerto del Edén para que lo labrara y lo guardase". Eso fue antes del pecado; después de la caída: Recuerde la sentencia divina: "Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra". No falta quien piense que el rehuir al trabajo es sabiduría, pero es totalmente lo contrario. Dios nos recomienda el trabajo porque es bueno y provechoso: Prov.6:6 "Observa a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y serás sabio".
- Prov.10:5 "El que recoge en el verano es hombre sensato; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza". Prov.12:11 El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que anda a la caza de naderías es falto de entendimiento". Prov.13:11 "Las riquezas mal adquiridas vendrán a menos; pero el que recoge con mano laboriosa, las aumenta". Prov.20:13 "No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan". La mujer piadosa de Prov.31 "Busca lana y lino, y con ánimo alegre trabaja con sus manos" (:10).
- Ahora somos nueva criatura, y parte de lo que debe ser nuestra conducta es precisamente que seamos personas trabajadoras, no indigentes. Ef.4:28 "El que hurtaba, ya no hurte más, sino que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Lejos de ser una persona que esté necesitando ayuda, debemos ser personas que podemos dar ayuda de lo que trabajamos con nuestras manos.
- "a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada". Algunos de los hermanos tesalonicenses estaban andando desordenadamente, no trabajando en nada (2 Tes.3:11), y desde luego, estaban dando un feo y vergonzoso espectáculo ante los de afuera y padeciendo necesidades. Siempre debemos dar el buen ejemplo a las personas que nos rodean, hemos sido llamados a ser luz para el mundo. Sabemos lo que es bueno y lo que nos conviene y sabemos la manera de honrar a Dios y ser verdaderos embajadores del Señor nuestro Jesucristo, siendo luminares en el mundo.
- Un cristiano vago, ocioso, es casi una contradicción de términos, aunque no faltan los vagos aún en el pueblo de Dios, por eso la amonestación apostólica en este pasaje, y la abundancia de consejos y enseñanza respecto a la manera en que nos conviene conducirnos, que incluye -por supuesto- el trabajar con nuestras manos para no ser tropiezo a los de afuera, sino conducirnos honradamente, decentemente y no tener necesidad de nada.
Hay personas muy habilidosas que inventan maneras deshonestas de adquirir bienes; hay en este mundo otras maneras de hacerse rico sin trabajar, pero nosotros tenemos que trabajar y vivir decentemente, sin tener necesidad de ninguna cosa, porque el Señor bendecirá nuestros esfuerzos. De esa manera atenderemos a la exhortación apostólica dirigida a los tesalonicenses y a nosotros.
La gracia de Jesucristo sea con Ustedes.-
Por John J. Alvarado D. COMUNIDAD BIBLICA DE LA GRACIA DE JESUCRISTO
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